Mauricio Aira
No vamos a repetir lugares comunes en el trillado tema de trasladar a Sucre los dos poderes que permanecen en LP, que hace pelear a todos los bolivianos porque no debe haber ninguno de dentro o de fuera que se excluya del debate. Cuando se fundó la República se estableció Sucre como la Capital por razones históricas y nadie en aquel 6 de agosto de 1825 estuvo en desacuerdo, otra cosa fue que el desarrollo inusitado de la minería y el potenciamiento económico de Oruro y La Paz, hubieran pesado para poner allí a funcionar el Congreso y los ministerios, sin contar con la oposición de Sucre, Potosí y otros departamentos al extremo que dieron origen a la mal llamada “Guerra por el Federalismo” que en realidad fue para trasladar el Gobierno de Sucre a La Paz a título de conservar el sistema unitario “manteniendo en Sucre la capitalía jurídica” ya sabemos que Potosí persistió en la idea federalista porque ya entonces sus recursos le habrían permitido subfragar su desarrollo. José Manuel Pando que nació en La Paz fue el protagonista del cambio y confrontó la Guerra del Acre e intronizó al Partido Liberal que se quedó 20 años en el poder. Murió asesinado en el Kenko el 15 de junio de 1917.
Desde la perspectiva histórica del ciclo de la minería La Paz ha cumplido con lo suyo y lo justo sería devolverle a Sucre lo que le arrebataron por la fuerza de las armas, dejar el centralismo, el etnocentrismo aymara y tantos embustes y fijarse en el lugar central que ocupa geográficamente hablando y de la geopolítica, equidistante de otros centros urbanos, es un valle a la aceptable altitud de 2.800 metros, bonita y bien cuidada, Patrimonio de la Humanidad según NNUU y estrechamente vinculada a Potosí que goza de igual título. Si bien carece de una infraestructura ideal con un aeropuerto chico, y tomando en cuenta que el traslado sería por etapas, según las disponibilidades materiales y de acuerdo a una planificación racional que bien podría tomar 20 años hasta la celebración de los 200 años de vida republicana que coincidiría con su cualidad de capital plena.
La Paz ha recibido lo suyo, creció en forma prodigiosa, como crecieron sus problemas de falta de espacio, de hacinamiento, de inhabitabilidad por su denso tráfico, poco oxígeno, seca y fría con serios riesgos para la salud. En efecto una mitad de los embajadores acreditados en Bolivia viven en Lima y acuden a limitadas actuaciones por éstas dificultades. Actualmente las más importantes reuniones internacionales se realizan en Cochabamba, Santa Cruz o Tarija, con mejores posibilidades climáticas, La Paz no tiene espacios verdes, aunque los muchos barrios que se han construído Rio Abajo o sin peligro de derrumbes están bordeando las laderas. Sus contados paseos como El Prado o Miraflores están desfigurados, ocultando a la vista el hermoso Illimani y proyectando sombras que enfrían más aún la ciudad.
De modo que si de votar se tratase el cronista lo haría por Sucre que sería beneficiada con toda justicia con los beneficios de la capitalidad, al igual que Potosí mi ciudad natal, que curiosamente está alineada por causa de su dirigencia cívica con La Paz, que de manera indirecta es culpable de su retraso, de su explotación continuada, pero éste es otro tema. Además en los soñados tiempos de estudiante vividos plenamente en Sucre hemos conocido su floresta variada, sus típicos pueblos provincianos, la riqueza de su folklore y su cultura diversa.
El factor irritante de todo el embrollo es que “los inventores del cambio” no aceptan éste cambio fundamental para corregir un mal paso de la historia republicana que bien se puede dar si acaso se somete al plebiscito. La irritación crece, considerando con la cabeza bien fría y sin participar de nostalgias ni romanticismo, por cuanto apenas La Paz reunió un Cabildo muy concurrido espantó a los “refundadores” que decidieron arrimarse al más fuerte y pretender de un plumazo borrar la capitalidad del debate, temerosos quizá que contando Sucre con el apoyo de los demás departamentos pudiera imponer su reclamo por la vía de la democracia y en absoluta igualdad de condiciones.
Peor aún en lugar de distender el debate se acusa a Sucre y los simpatizantes de la capitalía plena de “oligarcas, reaccionarios, vendidos al imperialismo y de subvertores”, de estar complotando para destituír un gobierno legítimo. Debemos poner de manifiesto que en ninguno de los 28 documentos emitidos hasta ahora por el Comité Interinstitucional de Chuquisaca hemos encontrado un solo ataque a la democracia ni la intención manifiesta de destituír al Presidente Morales.
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