Tema Rózsa. Durante la semana pasada, la investigación del caso Rózsa comenzó a retroceder. La cosa ya venía a tropezones y un poco estancada desde hacía varios días, pero esta semana -seamos claros- la investigación y la credibilidad de la investigación, retrocedieron a pasos agigantados. El caso y su resolución están en crisis.
El tema de fondo es que no hay pruebas. No hay nada sólido. En general, todo son especulaciones de políticos contra otros políticos. La cosa marcha así: el fiscal contradiciéndose con la comisión de los diputados; el testigo del gobierno diciendo cosas que la prensa -luego- muestra que son mentiras; los miembros de la comisión parlamentaria contradiciéndose entre ellos; los jueces peleándose la jurisdicción; el gobierno apurado en usar el caso para el despegue de su campaña y para meter presos a sus rivales políticos. Y lo más grave: tres personas (que seguro, eran unos tipos bastante despistados y poco serios) posiblemente han sido ejecutadas, con el agravante de que en torno a la tal ejecución aparecen nombres de altos cargos del gobierno, aparecen militares venezolanos… y por supuesto, nadie en Bolivia es capaz de abrir una investigación al respecto.
Nada está claro. Pero hasta aquí lo que parece más o menos visible es lo siguiente: unos imbéciles quisieron jugar a guerreritos y vinieron unos criminales y los ejecutaron por razones políticas. Y frente a esta posibilidad, ¿en qué anda la investigación? Estancada y es más, en retroceso. En eso anda. Hay que comprender al Ministerio Público: realmente debe ser muy difícil hacer justicia y dar gusto al poder a la vez.
Las encuestas muestran que el tema terrorismo se ha consolidado -como todos los temas de la polarización política-: al gobierno y sus hipótesis les apoyan en el altiplano, y a los autonomistas y sus hipótesis, les apoyan en la media luna. No se sabe quién miente, pero ambos bandos, son creíbles en sus respectivos pueblos.
Lo maravilloso de todo esto es que, ante el estancamiento mediático y judicial de la investigación, es muy probable que algún aventurero del gobierno esté próximo a “huir hacia delante”; es decir, a sacar el caso de su estancamiento y de su crisis actual, ordenando alguna barrabasada en Santa Cruz: arresten, arrasen, aplasten.
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