Juan Ramón Quintana, quien estuvo desaparecido después de comandar las acciones de Porvenir, que terminaron en la subsecuente militarización del departamento de Pando, ha reaparecido ante la opinión pública tratando de armar una cortina de humo acerca de la cruenta intervención que digitó y dirigió en Pando, un operativo que se dice fue realizado con apoyo de la inteligencia venezolano-Cubano, con la finalidad de derrotar al prefecto Leopoldo Fernandez, a fin de debilitar al movimiento opositor e implantar sin demoras el proyecto de constitución masita.
El ministro de la presidencia Juan Ramón Quintana está haciendo todo lo posible para que los bolivianos padezcan de amnesia instantánea, para que se borren de la cabeza el último y sangriento suceso en el que ha intervenido de manera directa, del que testigos presenciales dicen haberlo visto repartir armas en la estancia del alcalde de porvenir "Chiquitín" Becerra. Suceso por el que el ministro Quintana se ha ganado el título de "carnicero de Porvenir", debido a su abierta intervención en el penoso hecho que le ha tocado padecer a Bolivia.
Quintana, dejó las tareas de su ministerio para ocuparse de las operaciones represivas perpetradas en Pando y que terminaron en más de una veintena de muertos entre los que se cuentan seis venezolanos que operaban en las filas de las movilizaciones presuntamente de campesinos, pero entre los que también habían estudiantes de una normal del gobierno, que habían sido reclutados y obligados a participar según versiones de sus propios compañeros.
Después de haber tomado el departamento de Pando, y de haber permanecido por dos semanas sólo con personas cercanas y simpatizantes del régimen de Morales, como su amigo el Defensor del Pueblo y los delegados de una comisión de DD.HH de la controvertida y genuflexa a Chávez UNASUR, Quintana pretende lavarse las manos teñidas de sangre, para deslizar la versión de que estuvo en "misión humanitaria" dentro del departamento agredido y en el que se provocó un derramamiento de sangre que pretende endilgarse al prefecto Leopoldo Fernández a fin de justificar su destitución.
Como no pudieron derrocar a Leopoldo en las urnas con el fraudulento referéndum revocatorio, Quintana se ocupó de la operación en la que a fin de destituirlo tenía que provocar una masacre que él mismo comandó.
Por supuesto que aprovechando el poder del que goza, el citado ministro ha volcado toda su artillería contra el prefecto y cívicos del departamento militarizado, incluso se atrevió a presentar un trabajo en Power Point, lleno de efectos técnicos pero basado en puras suposiciones, ya que en ninguna parte de su discurso proveyó pruebas y se limitó a contar la versión gubernamental, ergo, la del lobo disfrazado de ovejita con las patas pintadas de cal.
Parece muy desmesurada y harto teatral la idea de pretender propagar la opinion de que encabezó una "misión humanitaria" en Pando, al tiempo que se esfuerza por establecer cientos de acusaciones sobre el prefecto que "cazó" en la amazonía.
Las revelaciones son sospechosamente hechas por el mismo ministro Juan Ramón Quintana, al momento de denunciar que existió en Pando un sistema de gobierno basado en el robo, manejos turbios, corrupción y persecución a las personas.
En ninguna de sus declaraciones se ha ocupado de mostrar que su misión humanitaria consistió en cortar la cabeza del prefecto, al que el gobierno mantiene rehén y encarcelado en la cárcel de San Pedro de la ciudad de La Paz, desoyendo las demandas legales de dar curso a un proceso justo. El gobierno ha pasado por encima de las leyes y la constitución; basta recordar que ante un fallo de la Corte Suprema de Justicia que exigió el traslado del prefecto a la ciudad de Sucre y el respectivo acatamiento dictado por el mismo juez que lo encarceló, el gobierno respondió que no cumpliría el mandato del poder judicial porque había decidido mantener al prefecto en el penal en calidad de confinado.
Ahora el gobierno, pretende hacer creer que este ministro fue en "misión humanitaria" a Pando, cuando en realidad fue a realizar una misión represiva que terminó en la muerte de personas y la aplicación de un estado de sitio, posesionando a un prefecto militar que deja a esa departamento que tenía autoridades democráticas en manos de los militares.
Si eso se llama misión humanitaria, también y más apropiadamente podría llamarse cacería o carnicería, Ministro Quintana.
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