ha causado estupor comprobar una vez más que el gobierno incurre en semejantes contradicciones que abruman. ordena a través de sus huestes "bien pagadas" y "disciplinadamente controlodas" a marchar contra sus archienemigos, los "gringos norteamericanos a los que vamos a sacar del país" y disponen de todo, piedras, hondas, dinamita, raquetes y la seguridad de no ser reprimidos, pero algo "no funcionó a la hora de horas" y la policía cumplió su deber, evitar el atropello, la destrucción de la propiedad privada, de la propiedad pública, evitó la toma y la quema de una representación diplomática. tan profesionalmente actuó la policía que logró contener a las masas "mazorquistas" (Al más puro estilo de la mas-horca de tiempos del Dr. Rosas en Argentina) que el ministro del interior Sr. Rada, se agarraba de los pelos, porque no alcanzaba a entender que la policía no hubiera obedecido sus órdenes, es decir "dejado actuar a los activistas y provocado destrozos para anunciar al mundo" que el pueblo boliviano había expulsado a los norteamericanos de Bolivia.
Dios es grande, porque no permitió la consumación de un diabólico plan, como ocurrió el 11 de enero en Cochabamba, en noviembre en Sucre, en Huanuni, en Santa Cruz, etc. donde corrió sangre de estudiantes y trabajadores, la contradicción aflora y seguramente que están planeando otra azonada a las que nos tienen acostumbrados para exhibir su capacidad de provocar enfrentamiento que es lo único que saben hacer.
Aquí transcribimos un artículo de Centa Reck "Con las manos en la masa" que describe de cuerpo entero lo sucedido en La Paz, horas antes lunes 9 de junio que será siempre recordado.
El gobierno ha vuelto a echar mano de las masas alteñas a fin de arrinconar a la embajada de los EE.UU de Norteamérica y de paso atemorizar al país a través de un espectáculo con el que intenta infundir terror y sembrar violencia.
Está visto que mantener la paz no es el escenario que va a caracterizar al Ejecutivo actual, empeñado en secuestrar, ejercer actos de violencia, enardecer a las masas, difamar, enlutar, armar pobladas, capitanear fraudes electorales, cercar ciudades, imponerse por el caos, el desorden y el rompimiento de la democracia.
El espectáculo que ha propiciado hoy el Ejecutivo no sólo es bochornoso, sino patético y deleznable. Muestra la veta que los lleva a comandar estampidas de corte delincuencial que pretenden hacer pasar como reacciones de protesta.
Lo que presenciamos ayer no fue una manifestación de protesta, ni una rebelión, fue más bien una incalificable utilización de masas pagadas e instigadas para que actúen a nivel de hordas que plantean tomarse la justicia por mano propia y llevar el desgobierno y el caos a su máxima consecuencia.
El ministro de Gobierno Alfredo Rada, criticó duramente la labor de la Policía, que a su criterio no tomó las acciones adecuadas durante el control de la marcha protagonizada por manifestantes alteños que pretendieron tomar la Embajada de los EEUU en Bolivia exigiendo la salida de Philip Goldberg y de USAID, en protesta al asilo político que el país del norte otorgó al ex ministro de Defensa, Carlos Sánchez Berzaín.
El ministro Rada, tanto como el ministro de la presidencia Quintana, justificaron las acciones frente a la embajada, diciendo que los EEUU los ha provocado con sus actos.
Estas declaraciones nos permiten deducir que el gobierno deseaba que los manifestantes rompan y quemen todo a su paso; ya que eso hubiera significado una satisfactoria y adecuada labor policial.
"No se debió acudir a la fácil vía de la represión, hay que acudir a la prevención, la prevención de una movilización de características tan multitudinarias pero, que sin embargo, con un criterio profesional puede cortársela, y en la próximas horas haré una evaluación" señaló Rada, quien después de su evaluación procedió a relevar de su cargo al Comandante de la Policía paceña, considerando que tanto el Comandante como a los oficiales se les pasó la mano con los delicados alteños, que por supuesto no estaban contratados para que los repriman con gases lacrimógenos.
Resulta que los alteños se consideran ahora los niños bien hijitos de papá Evo y sobrinos de Quintana y Rada, que consideran que los policías se deben dejar patear como un tarro viejo, pues los muchachos tienen derecho de descargan su ira y la rabia que le produce el imperio. Recordemos que esta no es la primera vez que el gobierno procede a castigar a comandantes que frenan los desmanes de las milicias contratadas por el propio gobierno para provocar disturbios. Un hecho similar ocurrió durante la toma de la ciudad de Cochabamba, cuando el Comandante sólo duró dos horas en su cargo ya que fue destituido por la ministra de Gobierno, Alicia Muñoz quien en aquella oportunidad afirmó que no había instruido que se reprima a los cocaleros que apedrearon y prendieron fuego a la Prefectura cochabambina.
El Ejecutivo actual alienta la violencia, gobierna por el terror, castiga las acciones legales y premia las actitudes que salen del orden y el respeto. Los comandantes y cuerpos policiales son tomados por el gobierno como máquinas de guerra, como tanques, fusiles y masas que tienen la obligación de cumplir órdenes injustas y criminales, son tratados como caballos de paja, perros que reciben un cheque cuando masacran a los opositores y se les pone la soga al cuello cuando defienden la ley y el orden.
1 comentario:
Hay un menosprecio tan grande a la gente por parte del gobierno, que a la gente del pueblo la acarrean como borregos y no les importa lo que les pase.
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