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viernes, 29 de junio de 2012

la lección con Lugo de protagonista es dura, aunque los del ALBA no pueden lavarse las manos porque al menos en Bolivia es exactamente lo que hacen, con un memorandum destituyen gobernadores, alcaldes elegido por voto democrático


Hoy se reúnen los presidentes del Mercado Común del Sur (Mercosur) y luego lo harán los mandatarios de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). En ambas reuniones, el tema principal será qué hacer con Paraguay, donde ha sido destituido el presidente Fernando Lugo y posesionado su vicepresidente Federico Franco.
Si bien dicha remoción respetó la Constitución Política paraguaya, hay generalizada convicción de que el suceso es un duro revés para la democracia en la región. Con esa convicción, los Gobiernos de los países que conforman esos acuerdos subregionales buscan, cada cual a su modo, reponer a Lugo. Sin embargo, hay varios indicios de que la arremetida de los países -que además son parte de la Alianza Bolivariana para América (ALBA) y Argentina- ha hecho repensar a los Gobiernos de los países no pertenecientes a este bloque ideológico.
Y la razón es clara: si hay Gobiernos que no tienen autoridad para reclamar por el cambio paraguayo son, precisamente, los países de la ALBA, en los que la remoción de autoridades intermedias se hace a presión de los gobernantes actuales, ante los cuales están sometidos los otros órganos de poder sin que los afectados puedan hacer valer su derecho a la defensa.
Por tanto, países como Brasil, Colombia, Chile y México, pareciera que están postulando nuevas fórmulas para encarar este tema, apoyados, además, por el exmandatario paraguayo, que ha pedido que no se aplique represalias económicas a su pueblo, como han postulado los gobernantes de la ALBA.
Así, parecería que los más radicales Gobiernos de la región son los que más están apuntalando al nuevo Gobierno de Paraguay...

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