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martes, 25 de septiembre de 2012

Lo peor de todo ha sido la impunidad y la forma grotesca cómo se ha manejado la investigación de los sucesos de Chaparina. Mucho más grave todavía, ha sido el gesto de provocación y desafío expresado por el Gobierno al sistema de Naciones Unidas, donde ha enviado un representante con los peores credenciales que se pueden esperar de un defensor y un promotor de los Derechos Humanos.


DERECHOS HUMANOS. INCONDUCTA DEL GOBIERNO. CASO CHAPARINA

Aunque muchos insistan en criticar, los Derechos Humanos constituyen el mayor consenso que ha logrado la humanidad en su lucha por la convivencia pacífica en el planeta Tierra. Son el gran proyecto ético conseguido por la mayoría de los países del mundo que integran el sistema de Naciones Unidas, conformado después de la Segunda Guerra Mundial, el más grande y vergonzoso episodio de violencia y muerte que ha ocurrido en la historia.

Los Derechos Humanos representan un gran avance en el respeto de la dignidad humana, el desarrollo de la democracia, la conquista de la libertad y el Estado de Derecho. Y después de seis décadas de arduo trabajo, se puede decir sin temor a la equivocación, que la marcha ha sido exitosa, pues esos valores rigen hoy en cientos de países y es obvio que –donde todavía quedan desafíos por encarar-, los Derechos Humanos configuran el gran derrotero a conquistar para asegurar el bienestar de las grandes mayorías.

Los avances se han manifestado a través de las diferentes generaciones de derechos, que marcan el progreso de la humanidad. Los derechos sociales, políticos y ahora los que corresponden al medio ambiente y los pueblos indígenas, han sido escalones que surgieron a partir del concepto inicial de la “dignidad” que se vuelve proactivo e inspirador de nuevos retos para los líderes y las élites.

Justamente la fascinación que demostró el mundo con el “proceso de cambio” encabezado por Evo Morales, se originó por la sujeción a la cuarta generación de Derechos Humanos que tienen que ver con la tierra, los territorios indígenas, el respeto a la diversidad cultural, la protección del medio ambiente y los recursos naturales, amenazados gravemente por el desarrollismo desenfrenado que ha llegado al extremo de poner en riesgo la supervivencia y la sostenibilidad mundiales.

Sin embargo, el mundo ahora está perplejo por las enormes contradicciones que ha estado expresando el proceso político y existe la sospecha de que todo el discurso expresado fue parte de una estrategia para desarrollar una imagen de espejismo que esconde otros propósitos.

Con mucho tacto diplomático, porque así corresponde, la ONU no ha dejado de llamar la atención sobre los retrocesos demostrados en materia de justicia y democracia y en las últimas semanas ha sido más vehemente todavía al advertir que en Bolivia se está erosionando de manera muy dramática la convivencia social y se está acrecentando la intolerancia, la persecución y otros males que precisamente van en contra de los Derechos Humanos.

Hace un año, el régimen gobernante fue el protagonista de un triste episodio ocurrido en la localidad de Chaparina contra los indígenas del TIPNIS que reclamaban por un derecho constitucional. La reacción gubernamental se produjo de una manera que jamás se hubiera imaginado dentro de un proceso genuino de cambio, llamado de manera natural a erradicar las estructuras y los métodos de dominación, a transformar la conducta política y el comportamiento de las instituciones estatales.

Lo peor de todo ha sido la impunidad y la forma grotesca cómo se ha manejado la investigación de los sucesos de Chaparina. Mucho más grave todavía, ha sido el gesto de provocación y desafío expresado por el Gobierno al sistema de Naciones Unidas, donde ha enviado un representante con los peores credenciales que se pueden esperar de un defensor y un promotor de los Derechos Humanos.
Hace un año, el régimen gobernante fue el protagonista de un triste episodio ocurrido en la localidad de Chaparina contra los indígenas del Tipnis que reclamaban por un derecho constitucional. La reacción gubernamental se produjo de una manera que jamás se hubiera imaginado dentro de un proceso genuino de cambio.

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