Algo muy malo pasa con nuestros abogados y para comprobarlo solo hace falta observar los resultados del examen de admisión para el primer curso de habilitación para ser jueces que llevó adelante el Tribunal Supremo de Justicia. Tome nota: solo 6 (seis) de los 756 postulantes pasaron la prueba, un hecho que las autoridades judiciales han lamentado mucho y que atribuyen a las deficiencias en la formación de los profesionales.
Sin ánimo de contradecir a los altos magistrados, habría que considerar otro tipo de análisis. Cualquier abogado que se precie de hábil e inteligente jamás se presentaría a un examen como éste, ya que todos sabemos que los cargos en la Fiscalía y en el Órgano Judicial se deciden en la Vicepresidencia, tal como se ha podido demostrar recientemente. ¿Fallas en la formación?
A lo mejor no se han considerado materias que ya deberían formar parte de la nueva currícula de la carrera de Derecho, por ejemplo, Extorsión I, II y II, Fundamentos de la Persecución Política, Estrategias envolventes I y II y el Seminario para optar por el título: “Cómo legalizar las decisiones políticas del jefazo”. Es cuestión de adaptarse a los nuevos vientos y paradigmas judiciales y “meterle nomás”.
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