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jueves, 1 de marzo de 2012
hipotéticamente. liberalizar la droga sería decretar su libre circulación, con un brutal descenso de los precios y de un mercado "legal y maldecido" porque ciertos colectivos jamás aceptarán le venta del veneno.
Cada vez son más fuertes las voces que piden legalizar las drogas en el mundo. Sabemos muy bien que el Gobierno boliviano ha dicho rotundamente que no está de acuerdo con esa corriente, aunque los hechos parecen ir en otra dirección. De todas formas, vale la pena hacer el ejercicio y pensar qué pasará si de un momento a otro se decide por la legalización. En ese caso, Bolivia tendría que asumirse como el tercer exportador de cocaína en el mundo, con proyecciones a convertirse en el primero, ya que en el país existe un potencial de siembra de coca de diez millones de hectáreas. Sin restricciones al comercio exterior, sin trabas, sin cupos, como sucede con el maíz, la soya, el arroz, el azúcar, la carne y otros productos, seguramente llegaremos muy pronto a ese tope. Además de sagrada, la coca será declarada producto estratégico, pero cabe la pregunta ¿pagará impuestos, se asignarán regalías, aportará la coca una suerte de IDH o algo así, para destinarlo a la inversión social, al pago de bonos o algo parecido? Si la coca florece como sueñan algunos jerarcas del Gobierno, seguramente va a atraer inversiones extranjeras, mejoramiento de la tecnología y otros fenómenos que ya se dan, pero de manera subrepticia. ¿Será permitido que empresarios legales, nacionales o extranjeros, de otras regiones que no sea el Chapare incursionen en el negocio? Son meras especulaciones, pero habría que irlas meditando.
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