Tesoros en el fondo del mar
Mauricio Aira
Es bien conocida la historia de Mel Fisher quién durante 16 años estuvo tras las huellas del Tesoro del Atocha hasta que el 20 de julio de 1985 uno de los buzos encontró 13 barras de oro, 4 joyas con engastes de esmeralda, una cadena de oro y monedas en gran cantidad. Los buzos descendieron aquel día por segunda vez con un detector de metales que enloqueció, había sido encontrado un arrecife de plata. “El filón principal” gritaron sus colaboradores Andy Matroci y Greg Wareham. Habían descubierto 1.041 barras de plata y cajas con tres mil monedas cada una. La prensa mundial difundió la noticia sensacional. Días más tarde el mismo equipo submarino encontró 65 libras de oro en 77 lingotes, 7 discos y 7 cadenas, y lo simplemente increíble, más de tres mil esmeraldas colombianas. Registraron las evidencias y completaron la historia del Atocha coronado para algunos por un esfuerzo cultural e histórico de envergadura, para otros un simple acto de pillaje y despojo.
Dos años más tarde se pudo cuantificar el valor del impresionante cargamento de 200 a 400 millones de dólares. 127 mil monedas de plata, 900 lingotes de plata, 700 esmeraldas de alta calidad y 2.500 piedras preciosas, cientos de artículos de joyería, plata crucifijos, monedas y cadenas de oro. El valor arqueológico está fuera de dudas, además del inmenso tesoro cuyo misterio tendrá un día que explicarse. La empresa con sede en Florida Odyssey Marine Exploration no proporcionó información exacta de dónde había sido hallado el casco del barco Nuestra Señora de Atocha, aunque dijeron no lejos de las costas de Florida, USA.
Repitamos las cifras que Mel Fisher entregó. Se encontraron en total medio millón de monedas de plata con un peso de 17 toneladas, cientos de piezas de oro labrado y otros objetos de valor las que fueron llevadas a Estados Unidos a un lugar seguro donde se acumula la documentación y su evaluación en dólares americanos.
Nos ocupamos del tema, porque algún lector nos ha sugerido promover un debate acerca del origen del tesoro, su destino final y el derecho propietario del mismo. La empresa Odyssey M.E. figura en la bolsa de valores y acusa alta rentabilidad. Ha continuado excavando y encontrando tesoros, aunque ninguno iguala y menos supera al Atocha. No vamos a enumerar los tesoros encontrados ni sus valores monetarios porque la lista es larga, digamos a título de ilustración que la nave formó parte de una flota con destino Sevilla, que partiendo de La Habana donde fue construída por mandato expreso de la Corona de España.
Lo evidente es que la Honorable Alcaldía Municipal de Potosí inició gestiones por medio de un colectivo de juristas Udexin (Consultores norteamericanos) para recuperar el tesoro que habríase originado en las minas de Potosí. Los abogados cobrarán un porcentaje si acaso se recupera parte del fabuloso tesoro, de lo contrario no habrá beneficio. No sabemos el estado de la demanda, ni siquiera si se logró algún adelanto de ls gestión iniciada hace ya bastante tiempo por René Joaquino en nombre de la Comunidad potosina. La Casa de la Moneda, uno de los museos coloniales más grandes de Sudamérica, debe estar cooperación con la provisión de documentos imprescindibles acerca del origen y eventualmente de la propiedad de parte del tesoro y con la historia fehaciente del periplo que corrió desde la extracción de los minerales preciosos hasta su desembarco en puertos de Panamá o Colombia de donde han podido ser transportados a La Habana para su reembarque en la flota que hizo aguas.
La crónica de El Potosí daba cuenta del inicio del trabajo de la consultora, recomendada para presentar una demanda bien fundamentada que amerite seriedad y no sea rechazada. Siendo vicepresidente de la República el potosino Luis Ossio Sanjinés recibió el encargo del famoso grupo musical Los Chascas, para reclamar ante el Gobierno de Francia sus derechos de autoría de La Lambaba. Ossio Sanjinés con gran acierto y constancia consiguió después de un proceso judicial ejecutivo, la recuperación de los derechos de los artistas bolivianos por un monto que algunos estimaron entonces en 130 mil dólares americanos. No sería despreciable utilizar la experiencia, los contactos y la honestidad a toda prueba del abogado Luis Ossio para llevar adelante esta reclamación. No es nada fácil. Es compleja, pero no imposible. (Consultar los detalles que El Potosí ofreció sobre el tema en diciembre de 2006 y que había reproducido hasta por la cuarta vez)
Lo evidene es que el tesoro extraído del fondo del mar por Mel Fisher en 1985, se encuentra en el Heritage Sociaty Museum en Florida y que la nave Atocha había recogido su preciosa carga en Aricha, Lima, Panamá en 1654, así como otras naves también naufragadas y encontradas plenamente identificadas por la documentación existente en la Casa de la Moneda y otros archivos.
Como los abogados de la causa potosina para recuperar parte de los tesoros tendrán que habérselas con toda una maquinaria legal, política y económicamente poderosa, hay que tomar en cuenta que la búsqueda de tesoros se conoce con el sofisma “de salvamento histórico” y que los arqueólogos profesionales han tratado de guardarse las espaldas buscando la protección de leyes y permisos a cambio de ceder un porcentaje o fianza a las Cortes donde están asentados. El gobierno federal de la Florida les ha dado el marco de protección que Mel Fisher necesitaba y según sus portavoces y según toda la enorme propaganda que han montado en varios sitios de Internet, con libros y revistas que informan de sus hallazgos, se está procediendo “sin fines de lucro” y con el altruísta sentido de ética cultural e histórica. (Ilustramos el artículo con dos imágenes de la fundación de Mel Fisher que muestran el registro de las monedas en cajas especiales para su almacenaje y control)
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