(Publicado por Los Tiempos y Noticias Bolivianas, el mayor portal boliviano)
Todos los años Paulino Aduviri llegaba al pueblo trayendo consigo su cargamento de pócimas milagrosas, polvos curativos, cartas adivinatorias, un implacable apetito y todo su aparejo de vidente trashumante. Dedicado por entero al naturismo, al ocultismo y a las artes misteriosas de la magia, se llamaba a sí mismo el profesor Sanpablo, tal como rezaba el cartel que ponía en la puerta de su habitación ofreciendo sus servicios entre estrellas, medias lunas y ojos gigantescos recortados en papel fosforescente. Así empieza este hermoso cuento de Pedro Marca sobre el vendedor de ilusiones.
Iniciado en la medicina tradicional de los maestros curanderos del Amazonas, tenía un arsenal terapéutico de brebajes contra la ciática, el dolor de espalda y la pérdida de la memoria; polvos vomitivos que acababan con el empacho, el mal del cuerpo y con las tenias; tónicos contra la caída del cabello y la impotencia sexual que, según él decía, eran la misma cosa, mientras ostentaba su frondosa y ruda cabellera; tenía pomadas que igualmente curaban la escarlatina y el mal de ojo. Poseía también dotes adivinatorias encontrando en el fondo del ojo objetos perdidos, dinero robado y maridos extraviados. Eran famosas sus oraciones para provocar amores, ocasionar divorcios, atraer la lluvia y otros hechos que bien podían ser considerados milagros o calamidades.
En la vida real los vendedores de ilusiones han existido, existen para entretener a las gentes de los pueblos que acuden a ellos para obtener las pócimas milagrosas, o lo que es peor con la velada deshonesta capacidad de mentir, de engañar hasta tanto sea posible, alimentando las ilusiones y las esperanzas de una vida mejor, de menor esfuerzo y mayor beneficio aspiración común de los humanos.
Porque no basta no robar, también es importante ser honesto, sincero, no mentir, ni engañar, menos aún abusando del poder y la autoridad que le ha sido conferido por decisión del electorado. Venderles ilusiones, alimentar su ingenuidad o ignorancia, mantenerlos a raya. Puestos los ojos en el menú de ilusiones que nos vendieron, estas no terminan, siguen y suman una tras otra, la última la ilusión de borrar el secreto bancario e impedir el lavado de dinero, legítima aspiración aunque imposible de realizar.
Ilusiones nos han vendido sobre el mercado de la coca, su industrialización, la exportación mundial. 18 meses y nada, que se sepa ni siquiera se realizó el estudio factible. Hindrocarburos, nacionalización para generar dólares extra y que ha tenido la virtud de provocar déficit en la producción de gas natural y lo increíble, la compra diaria de gas de Venezuela para cubrir la demanda interna. Ilusión de generar una economía floreciente, que no logra parar la salida de miles de jóvenes, hacia Argentina y España en número nunca visto, ilusión que ha conseguido doblar el precio del pan de batalla y provocado el alza de la canasta familiar.
Ilusión de paz y tranquilidad, que ha triplicado los conflictos que se suceden uno tras otro y dan por resultado mayor inquietud y desesperación entre los hogares. Qué desilusión, la práctica del bloqueo, las huelgas salvajes, los encierros y crucifixiones no han parado y tendremos más de lo mismo. Ilusión de una Constituyente que sería la salvación, la solución de todos los problemas, el camino correcto hacia la felicidad. Resultado la Constituyente convertida en olla de grillos, en manzana de la discordia, en el centro de la confrontación. La lista no termina. La ilusión de moda suspensión del secreto bancario y blanqueo de dinero.
Como era de esperarse el sector bancario replicó ipso facto. El secreto no protege el dinero delictivo, los bancos tienen obligación de informar si existiera sospecha de tal. Está previsto que un Juez puede ordenar el levantamiento del secreto en cualquier momento y embargar las tenencias ilegales si existen pruebas de que la cuenta es delictiva. Se han dado varios casos concretos.
En cuando al proceso mediante el cual se oculta el origen de fondos generados de un modo ilegal, contrabando de armas, tráfico de drogas, pago de coimas o peculados los bancos están cada vez más consientes de luchar contra el blanqueo, negarse a la aceptación de fondos delictivos, de no correr semejantes riesgos para ser rentables. Poco a poco se usan herramientas más efectivas para detectar el blanqueo con medidas preventivas y represivas en procedimientos eficaces dentro de la banca y en su relacionamiento internacional. Donde todavía no hay concordancia es en considerar a la evasión de impuestos como un delito aunque sí se viene avanzando en el fraude fiscal, documentación falsa, prácticas deshonestas, muy tímidamente ha empezado la cooperación entre Estados y un intercambio mas fluído para detectar el fraude y al menos dentro de la Unión Europea está dando buenos resultados.
El secreto bancario encarnado en la legislación suiza, hace larga, difícil y costosa una liberalidad cuando se trata de divorcio, herencia o quiebra, en todos éstos casos procede un embargo de cuentas, aspecto que en Bolivia es objeto de abuso, quién sea y por cualquier motivo puede embargar inclusive las cuentas de instituciones y organismos como prefecturas, alcaldías y congelar sus cuentas. En conclusión la ilusión de producir el levantamiento del secreto bancario es tan sólo una quimera.
Ningún país que se sepa logró un cese del secreto en forma general y uniforme, sea socialista, comunista, dictatorial, monarquía o colectivo y ello porque gobiernos, empresas y personas actúan protegidos de cierta privacidad que garantize y facilite sus operaciones de compra, venta, endeudamiento o financiamiento y debe ser tan general que lo que el vendedor de ilusiones pretende cuando repite una y otra vez hasta el cansancio que el narcotráfico blanquea su dinero en el sistema bancarioy por tanto debe ser levantado el secreto, no deja de sonar a otra ilusión imposible de vender porque no existe comprador alguno.
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