La construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, la marcha indígena por la defensa del Tipnis y su intervención son hechos que pueden ser considerados como el inicio del aborto del Estado Plurinacional.
Este Estado fue concebido como fruto de violaciones repetidas del Estado de Derecho y la destrucción de la institucionalidad.
Muchos bolivianos, empezando por los intelectuales que luego abandonaron al Gobierno, hicieron uso legítimo de su derecho de soñar, y quisieron crear idílicamente un Estado que se asemejará al paraíso, tal vez con arrogancia redactaron un montón de líneas que proclamaban derechos irreales e incumplibles.
Pero este Estado que se engendró en la agresión en contra del individuo, sólo puede ser abortado o nacido con sus deformaciones fruto de génesis.
Lo cierto es que nunca más nadie creerá que éste es un Estado que respeta las reivindicaciones de los discriminados, nadie podrá decir que el Gobierno que le dio vida, es un Gobierno de indígenas y para indígenas, falso, es meramente un Gobierno de cocaleros.
Desde el “gasolinazo” es difícil afirmar que Morales gobierna para las mayorías y con los hechos violentos ocurridos en la intervención de la marcha por la defensa del Tipnis nadie podrá afirmar que Morales gobierna obedeciendo.
La policía había servido para reprimir, como la fiscalía persigue líderes por motivos políticos y el Gobierno pasa por alto los derechos de las naciones y pueblos indígenas originarios, la libre determinación, el autogobierno, la gestión territorial, las normas y procedimientos propios de las naciones y pueblos indígenas, así como la consulta previa libre e informada. Todo esto tal parece que no vale nada.
Morales pasará a la historia como el gobernante que mantenía infranqueable distancia entre las palabras y los hechos.
Es difícil seguir sosteniendo que el Gobierno de Morales es la última reserva moral del país o que realmente quieren dialogar cuando reprimen, golpean, maniatan y cubren la boca con cinta adhesiva a plan de puñetes.
Además cómo podemos aceptar una consulta los cochabambinos y benianos si esta consulta debía realizarse a los originarios con anterioridad al inicio de obras, según consta en el engendro que está a punto de abortarse.
Sin duda, éste es un Gobierno de contradicciones profundas, de las tensiones destructivas. Mientras se arengaba a favor de la Madre Tierra, en el camino a Tiquipaya se cerraban las barracas y paralizaba el tráfico de madera por la zona del encuentro ecologista.
Si para el ministro Carlos Romero, la construcción de la carretera es la construcción del Estado mismo, tal parece que esta abortará por una creciente y desfavorable opinión pública. Y si la construcción de la carretera al Beni es una forma de potenciar este departamento en contraposición a los intereses cruceños, estamos frente a otra tensión regional que terminará siendo destructiva.
Por lo visto, el complejo problema del Tipnis nos demuestra la inviabilidad del Estado Plurinacional, pero debemos reconocer que si no es este problema, habrá otros problemas, en otros lugares, con otros gobernantes, el problema de fondo radica en la constitución y los derechos colectivos que promulga, tal como manifestamos en anteriores oportunidades.
El Estado industrializado es imparable y frente a esto la Madre Tierra no cuenta. Son ejemplo, los proyectos de las hidroeléctricas en El Bala en Rurrenabaque, en Cachuela Esperanza, el Complejo Industrial de San Buenaventura.
No se consulta a los indígenas porque no tienen ningún poder económico o legal para defender unas tierras que no son suyas, son del Estado.
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