Las encuestas revelan que Evo tiene cada vez menos apoyo y más rechazo y las cifras económicas le advierten que tiene cada vez menos tiempo para evitar el colapso económico.
Sumido en este cuadro, comienza a comprender que las relaciones de dependencia son objetivas y van más allá de los discursos coloridos. Tiene que firmar un acuerdo tripartido con Estados Unidos y Brasil por el cual termina reconociendo que no puede controlar el estampido narco cocalero que le tiene rodeado, tiene que acceder, a fijar los términos básicos para logar “normalizar” las relaciones con el imperio y en la medida en que tiende a tejer puentes en este sentido, es en la misma medida en la que sus bases se alejan y le cuestionan.
En medio de todo esto se levantan unas cifras que son preocupantes: 35 mil millones de dólares recibidos por las exportaciones desde el 2006 al 2011, no es poco dinero y a pesar de esta bonanza se anuncian gasolinazos, recortes presupuestarios a las Gobernaciones y Alcaldías, incrementos salariales que no se quieren contemplar en el PGN del 2012 anunciando déficit fiscal, mientras que por otro lado, el presupuesto asignado al Ministerio de Gobierno ha crecido en un 218 por ciento.
Existe menos presupuesto hay para la educación y más dinero para la represión, y los montos actuales destinados a contentar a policías y soldados cubren el 68 por ciento del total asignado a estas instituciones.
El Presidente Morales, se mueve en aguas pantanosas. Todo lo que hizo en materia económica fue un rosario de equivocaciones inducidas por un discurso tonto y sin sentido a favor del control Estatal. Y la economía le está pasando la factura de sus errores.
Comparar el volumen de las inversiones externas en países limítrofes con Bolivia es penoso. Nos han convertido en un país marginal. Al punto de que todo lo que sucede en Bolivia no tiene la menor relevancia, con excepción del narcotráfico, del contrabando y de la corrupción oficial.
Se abrieron entonces las compuertas de un nuevo ciclo político. Y su devenir puede tomar caminos mucho más radicales, si no se hacen los esfuerzos para reencaminar todo lo actuado.
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