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lunes, 4 de abril de 2016

Eduardo Pérez realiza un esfuerzo de síntesis y concresión en sus textos para explicar las cosas, hoy se ocupa del Cerco a Dilma del que le será difícil salir.cerco judicial, parlamentario y mediático.

La presidenta del Brasil, Dilma Rousseff , enfrenta con valentía un cerco judicial, parlamentario y mediático, del que le será difícil salir.
La Jefa del Estado reitera que es “un Golpe de Estado” en su contra en lo personal y de la democracia brasileña en lo institucional.
Sin embargo, los datos no parecen confirmar su tesis sino más bien lo contrario en un difícil batalla contra la corrupción en el gobernante Partido de los Trabajadores (PT). La Presidenta no puede librarse de pagar los platos sucios del PP.
La reciente detención judicial de Silvio Pereira, ex – secretario del PT por malos manejos económicos, va en esa misma dirección pues las mañas corruptas en PETROBRAS, la empresa hidrocarburífera emblemática en Brasil, no parecen tocar fondo dentro de la investigación denominada en ese país “Lava jato”, “limpia el auto”.
El problema que se ventila en particular en Brasil y en general en América Latina es que algunos gobernantes o ex gobernantes se consideran impunes porque piensan dominar a los jueces en sus países. En Brasil esa hipótesis ha sido desmentida. Sus jueces están demostrando independencia, idoneidad y capacidad. En otros países latinoamericanos la situación es diferente: sus jueces no son ni independientes ni idóneos, ni capacitados.
Según la prensa, el pasado jueves 31 de Marzo se manifestaron 150.000 personas en 25 ciudades brasileñas para apoyar a Dilma. Sin embargo, la corrupción está terminando con su Presidencia y su salida del poder parece cuestión de tiempo nada más. Su imprudente respaldo a Lula de hace muy poco le significó una derrota política inmediata pues su antecesor tiene las manos sucias con dinero mal habido de empresas constructoras.

viernes, 1 de abril de 2016

Los Tiempos tiene razón, es que el Gobierno ha devaluado "El Cóndor de los Andes" la máxima condecoración del Estado, ahora en favor del Infantino el nuevo Presidente de la FIFA, quién podrá tener todos los méritos posibles, pero la improvisación, la ligereza, lo inadecuado del homenaje dejan mucho que desear.

Una vez más, y ya son muchas, el Gobierno nacional ha incurrido en un acto de irrespeto al “Cóndor de los Andes”. Ha otorgado el reconocimiento al nuevo presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en un acto muy acorde con la degradación a la que durante los últimos tiempos ha sido sometida la máxima condecoración que otorga el Estado boliviano para expresar su reconocimiento a personalidades que hayan brindado a Bolivia servicios sobresalientes.
Como en ocasiones anteriores, la ligereza con que se ha decidido la otorgación de tan importante medalla ha sido recibida con muestras de estupor y rechazo por quienes tienen alguna idea del valor simbólico de este tipo de condecoraciones.
No se trata, por supuesto, de poner en duda los méritos del Sr. Infantino ni de objetar el pleno derecho que tiene el presidente Evo Morales para expresar sus afectos y simpatías ni su gran afición por la actividad futbolística. Es probable que el Sr. Infantino sea muy buena persona y seguramente es muy sincero su deseo de que mejore el nivel del fútbol nacional, por lo que no hay por qué objetar que se le brinden los agasajos que los aficionados al fútbol consideren pertinentes. Pero, de ahí a hacer de ellos un asunto de Estado hay una distancia demasiado grande, que, además, trasciende nuestras fronteras y no en buenos términos.
Al no ser la primera vez que el “Cóndor de los Andes” es otorgado inadecuadamente, se debe exhortar a las autoridades a reponer en el sitial que le corresponde como la máxima expresión simbólica con que el Estado boliviano transmite su respeto y reconocimiento a personalidades que reúnan los merecimientos correspondientes, y no a otorgarlo en la forma arbitraria en la que se lo está haciendo.