En la recta final de la gestión escolar, se inició la distribución de los Bs 200 a los estudiantes de unidades educativas públicas. En imágenes, que circulan por las redes sociales, se muestra el abusivo, ilegal y despótico uso de los niños en la entrega de este dinero público, al inducirlos a levantar el puño cerrado, símbolo del partido oficial.
Podrán buscarle el eufemismo que mejor calce (bono, renta redistributiva, transferencia monetaria condicionada) y el nombre de un héroe con su tambor de hojalata, pero la cruda realidad es que el Estado, al finalizar el año lectivo, apuesta por el anzuelo de los 29 dólares para evitar que sus estudiantes abandonen el sistema escolar. En los últimos 11 años, hemos destinado un poco más de 550 millones de dólares para reducir la deserción del 6,5 al 2%. Además de pagarles para que no se vayan, ¿no tendríamos que hacer algo más para mejorar la calidad de nuestro sistema educativo?
La casualidad hizo que justo cuando se comienza a pagar el Juancito Pinto, nos visite una delegación de educadores de uno de los países considerados modelos en el tema. Hasta hace algunos años, de Finlandia solo tenía referencias de unas rubias de largas piernas, que bailaban tango en las calles de Helsinki. El tango finés es una variante del rioplatense, y uno de los ritmos musicales más populares en Finlandia. Se introdujo en 1910 a través de unos músicos que viajaron a la zona, fue adoptado como propio y ahora abundan nuevas composiciones. El tango nórdico se distingue de las demás variantes por su casi exclusiva ejecución en tonalidades menores e ingredientes del folclore local.
Además de bailar tango, ¿qué más han hecho estos chocos para que su sistema educativo sea considerado uno de los mejores del mundo?
Un docente en Finlandia es un profesional altamente valorado, de mucha autoridad y elevado prestigio social. Ser maestro demanda una titulación complicada, larga y exigente. El candidato se somete a numerosas evaluaciones y entrevistas para probar su vocación. Nadie hace filas para conseguir cupos, la educación es obligatoria y gratuita entre los 7 y 16 años. El Estado provee todo el material escolar y una comida caliente por día. Cada municipio debe garantizar que sus niños tengan una escuela cerca, y si viven más allá de 5 kilómetros, facilitarles transporte gratuito.
El reparto del dinero público se hace de forma equitativa, con una base de subvención común para compensar diferencias. Cada escuela diseña y organiza su currículo dentro de un marco único. Se respeta el ritmo de aprendizaje de cada niño y se evitan pruebas y actividades estandarizadas. Desde los primeros cursos se interviene para apoyar a los alumnos con necesidades especiales, evitando que sus dificultades aumenten con los años. Los profesores se ocupan del mismo grupo desde los 7 hasta los 12 años, lo que permite conocerlos mejor y personalizar la educación. El juego y el descanso son tan importantes como las clases, casi no hay tareas. Se evita la competencia y notas hasta después de los 11 años. Se valora la creatividad, experimentación y colaboración por encima de la memorización y las lecciones magistrales.
Participar del encuentro pedagógico Innovar en Educación es posible. Finlandia sabe cómo hacerlo, que se llevará en la UPSA, debería ser obligatorio para toda la comunidad educativa boliviana.
Nada personal…
Columna
COLUMNA VERTEBRAL
Publicado el 22/10/2017
Lo ocurrido el 17 de octubre de 2017 ha sido una de las experiencias más interesantes que me ha tocado vivir. Desde los dos extremos del espectro político han confluido las más duras acusaciones en mi contra, por motivos y con fundamentos que son las antípodas unos de otros, pero que confluyen por una razón básica, porque la reivindicación de los valores democráticos genuinos, despojados de un interés personal o de grupo, sin la meta de justificar o defender acciones concretas, no forman parte del ADN de quienes entienden las ideas más valiosas como meros instrumentos de uso.
Si algo caracteriza esta andanada es la completa ausencia de argumentos, de ideas, de conceptos. Todo se reduce al ataque sistemático para destruir la credibilidad, el prestigio, el perfil personal y el perfil político. El adversario es un enemigo al que hay que pulverizar a cualquier precio.
Nada se hace por acaso. Se diseña una táctica comunicacional, se instruye a los funcionarios cumplir su tarea. Los soldados obedecen las órdenes con esmero, sean presidentes de las cámaras legislativas, ministros de Estado, viceministros, parlamentarios, responsables de medios y periodistas del oficialismo y –cómo no– esta nueva forma de equipos de presa que conocemos popularmente como “troles”, con la tarea es inundar las redes sociales de insultos, descalificaciones, mentiras y medias verdades, cuya línea de trabajo es la destrucción de la verdad, su fragmentación hasta construir lo que hoy ya se define como “posverdad”.
En este caso –qué tan importante sería el blanco– el propio Presidente envió un tuit recordando el 17 de octubre con un video convenientemente editado para mezclar el grano con la paja. Fue esclarecedor apreciar la diligencia de media docena de altas autoridades siguiendo al pie de la letra el guión, pero fue más esclarecedor todavía comprobar la total coincidencia entre estos y los conspicuos representantes de uno de los partidos emblemáticos del proceso político que concluyó el 2003. La tregua, en este caso, les permitió disparar toda su carga contra una sola persona para concluir, ambos, que hay un único responsable de octubre…
En medio de esta acción turbulenta, el ministro de Relaciones Exteriores cumplió también su instrucción específica: pedirme un informe administrativo vinculado a mi responsabilidad en el tema del mar, cuando sabe mejor que nadie que todas mis actividades se han descargado con detalle exhaustivo en Diremar.
Por supuesto, esto es política y no hay razón alguna para sorprenderse ni para lamentarse. Faltaría más. Es simplemente una constatación de cómo se hace política con minúscula cuando se carece del más mínimo argumento para hacer Política con mayúscula.
El Gobierno ha llegado a la conclusión de que quien escribe estas líneas quiere ser candidato a la presidencia. Las encuestas le indican que entre los potenciales rivales del candidato ilegal del MAS aparezco como el mejor posicionado y, aunque en primera vuelta la diferencia es amplia en favor del postulante ilegal, dicen también que en una eventual segunda vuelta podría ganarle. No hay tiempo que perder, hay que aplastar la figura del supuesto contendiente. Primero lo intentan por la vía del descrédito masivo. Todo el fuego contra la muralla de la credibilidad. Si no se lo consigue, se irá por la inhabilitación, escogiendo el camino más expedito para lograrlo. Sin duda, es preferible algún candidato funcional que uno que realmente pueda poner en aprietos a quien quiere ser el primer presidente vitalicio de nuestra historia.
Pero, pase lo que pase, hay una trinchera de la que no me moveré: la de la democracia que está fundamentada en la separación e independencia de poderes y la alternancia en la presidencia como imperativos imprescindibles para limitar el poder. Pero sobre todo, no me moveré de la defensa del principio de que la soberanía reside en el pueblo que, en el caso que nos ocupa dijo su palabra vinculante y de cumplimiento obligatorio el 21 de febrero de 2016.
Hago política, claro que sí, es mi derecho ciudadano y constitucional. Y, por si lo olvidan, no tengo partido ni soy candidato.
Soy consciente de que mi palabra ejerce alguna influencia en mis compatriotas, pero nunca pensé que la dimensión de lo que hago y digo sea de tal importancia que desde los dos polos del espectro político me honrarían en estos días con una avalancha de esta magnitud.
Como te dice susurrando el compadrito a tiempo de meterte un cuchillo en el estómago: “nada personal, hermano…”
El autor fue presidente de la República
http://carlosdmesa.com/
Si algo caracteriza esta andanada es la completa ausencia de argumentos, de ideas, de conceptos. Todo se reduce al ataque sistemático para destruir la credibilidad, el prestigio, el perfil personal y el perfil político. El adversario es un enemigo al que hay que pulverizar a cualquier precio.
Nada se hace por acaso. Se diseña una táctica comunicacional, se instruye a los funcionarios cumplir su tarea. Los soldados obedecen las órdenes con esmero, sean presidentes de las cámaras legislativas, ministros de Estado, viceministros, parlamentarios, responsables de medios y periodistas del oficialismo y –cómo no– esta nueva forma de equipos de presa que conocemos popularmente como “troles”, con la tarea es inundar las redes sociales de insultos, descalificaciones, mentiras y medias verdades, cuya línea de trabajo es la destrucción de la verdad, su fragmentación hasta construir lo que hoy ya se define como “posverdad”.
En este caso –qué tan importante sería el blanco– el propio Presidente envió un tuit recordando el 17 de octubre con un video convenientemente editado para mezclar el grano con la paja. Fue esclarecedor apreciar la diligencia de media docena de altas autoridades siguiendo al pie de la letra el guión, pero fue más esclarecedor todavía comprobar la total coincidencia entre estos y los conspicuos representantes de uno de los partidos emblemáticos del proceso político que concluyó el 2003. La tregua, en este caso, les permitió disparar toda su carga contra una sola persona para concluir, ambos, que hay un único responsable de octubre…
En medio de esta acción turbulenta, el ministro de Relaciones Exteriores cumplió también su instrucción específica: pedirme un informe administrativo vinculado a mi responsabilidad en el tema del mar, cuando sabe mejor que nadie que todas mis actividades se han descargado con detalle exhaustivo en Diremar.
Por supuesto, esto es política y no hay razón alguna para sorprenderse ni para lamentarse. Faltaría más. Es simplemente una constatación de cómo se hace política con minúscula cuando se carece del más mínimo argumento para hacer Política con mayúscula.
El Gobierno ha llegado a la conclusión de que quien escribe estas líneas quiere ser candidato a la presidencia. Las encuestas le indican que entre los potenciales rivales del candidato ilegal del MAS aparezco como el mejor posicionado y, aunque en primera vuelta la diferencia es amplia en favor del postulante ilegal, dicen también que en una eventual segunda vuelta podría ganarle. No hay tiempo que perder, hay que aplastar la figura del supuesto contendiente. Primero lo intentan por la vía del descrédito masivo. Todo el fuego contra la muralla de la credibilidad. Si no se lo consigue, se irá por la inhabilitación, escogiendo el camino más expedito para lograrlo. Sin duda, es preferible algún candidato funcional que uno que realmente pueda poner en aprietos a quien quiere ser el primer presidente vitalicio de nuestra historia.
Pero, pase lo que pase, hay una trinchera de la que no me moveré: la de la democracia que está fundamentada en la separación e independencia de poderes y la alternancia en la presidencia como imperativos imprescindibles para limitar el poder. Pero sobre todo, no me moveré de la defensa del principio de que la soberanía reside en el pueblo que, en el caso que nos ocupa dijo su palabra vinculante y de cumplimiento obligatorio el 21 de febrero de 2016.
Hago política, claro que sí, es mi derecho ciudadano y constitucional. Y, por si lo olvidan, no tengo partido ni soy candidato.
Soy consciente de que mi palabra ejerce alguna influencia en mis compatriotas, pero nunca pensé que la dimensión de lo que hago y digo sea de tal importancia que desde los dos polos del espectro político me honrarían en estos días con una avalancha de esta magnitud.
Como te dice susurrando el compadrito a tiempo de meterte un cuchillo en el estómago: “nada personal, hermano…”
El autor fue presidente de la República
http://carlosdmesa.com/
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