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sábado, 5 de mayo de 2007

La terquedad de un empecinado


Veamos los principales argumentos que opone al ahora generalizado pedido de ordenar el regreso de los soldados del Irak. Primero. Que poner en calendario el retiro sería dar la victoria a los enemigos. Segundo. Que la "guerra puede todavía ser ganada". Tercero. Que la gran mayoría del pueblo y sus representantes apoyaron el inicio de hostilidades. Los contra argumentos pueden ir en el mismo orden. La guerra (en realidad la ocupación) del Irak está perdida, con o sin calendario es un hecho que, los norteamericanos no permitirán el regreso de uno más de los soldados al frente de batalla. Que los irakíes saben de memoria que tarde o temprado tendrán que marcharse de regreso los invasores. Asi ha sucedido con los invasores de todos los tiempos. Que una victoria todavía se puede dar, es simplemente utópico puesto que nadie ni dentro ni fuera de Estados Unidos piensa siquiera es la posibilidad. Si revisamos los pronunciamientos de los políticos, de los ex-militares, de ex-funcionarios, no ya de los grandes medios como The New York Times, Wáshington Post, The New Herald, que han definido que "el episodio de Irak" marca ya el final de la carrera política de Bush, la pérdida del poder por los Republicanos, y el requiem para la política de "las guerras preventivas" que fueron la motivación para iniciarlas. Finalmente si es cierto que al principio la guerra fue apoyada por el Congreso, la prensa, naciones amigas como Inglaterra, España, otros se debió a las mentiras que se usaron como argumentos incontrastables y en todo caso hoy están arrepentidos, si no basta abrir los grandes diarios norteamericanos y encontraremos todos los días una línea abiertamente en contra de Bush. De modo que la obstinación que muestra sigue siendo fruto de la irracionalidad, del entercamiento, de un amor propio fuera de tiesto.
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