“ett in terra pax homínibus bonae voluntatis”
Mauricio Aira
Con la llegada de la Navidad y su mensaje de paz entre todos los hombres de buena voluntad se ha impuesto una pausa de facto en la actividad política y se han dado algunos días de un alto el fuego en la contienda entre cívicos y oficialistas. Feliz oportunidad que tendría que ser aprovechada al máximo para reflexionar sobre las posiciones asumidas y obrar en consecuencia. Ya LT en un sesudo comentario editorial nos presenta tres aristas de un mismo problema que tendrían que ser puestos en la mesa del diálogo al que por tercera vez ha convocado el Presidente Morales.
Paz en la tierra. Es el primer mensaje con que se presenta el cristianismo ante el mundo y vale para todos los tiempos. Paz en Bolivia ha sido el reciente mensaje del Cardenal Terrazas en nombre de todos los obispos, de los pastores, de todos los cristianos que somos la inmensa mayoría de ésta Nación cuando, nunca como ahora, está sientiendose amenazada en su Fe por una corriente “pachamamista” que pretende reponer ritos, y dioses que si existieron alguna vez hace mil años, han desaparecido sin dejar rastro ni siquiera en los fantasmas que algunos yatiris invocan para su ganancia en el intento de crear una “yatiricrasia” que koa y sahúma en todo lugar y con todo motivo. Para ganar al fútbol y resultar en la peor derrota, para “augurar buenos resultados a una nacionalización de hidrocarburos que no fue tal” y que terminó con la reconciliación y el perdón que concedió Lula después de todas las ofensas recibidas.
Sin el beneficio de la Paz, no es posible la existencia. De la exigencia de un clima tal de distensión y sinceridad participan importantes gestores como los embajadores de la Unión Europea que con toda energía han pedido al Presidente por segunda vez sentarse a la mesa con los Prefectos disidentes y agotar una agenda abierta para evitar el clima beligerante e intolerante característico de las últimas semanas debido a factores irritantes como la imposición de la constitución masista, la violencia oficialista en los sucesos de Sucre, Riberalta, Santa Cruz y la declaración del Estatuto Autonómico en cuatro regiones.
Desde el punto de visto teóretico, la autonomía declarada y que está en camino de ser ratificada mediante referendum, significaría la desobediencia civil, el rompimiento formal en temas como la tributación, lo que podría motivar la intervención militar del poder central en los departamentos los que han previsto tal posibilidad y están tomando recaudos. O sea la resistencia, la lucha y éste es el aspecto urticante de toda la situación al que nadie quiere llegar.
Decirlo en pocas palabras resulta fácil, vivir la experiencia en el campo resulta insoportable. Nada extraño que cientos de familias estén planeando seriamente salir del país, otros más que se estén armando de cien formas, mientras las escaramuzas mediáticas abruman y convierten al ciudadano común en un actor obligado a tomar parte activa en alguno de los bandos en pugna.
El atrio principal del Palacio de Gobierno escenario de las visitas de los Jefes de Estado de Chile y Brasil, estuvo presidido por un macizo árbol de Navidad con sus símbolos y luces de colores. El ícono universal significa Paz para todos los hombres de buena voluntad, en este caso para todos los bolivianos que cansados de tanta mentira oficialista, de toda esa sarta de maniobras y contramaniobras, de los epítetos contra los que no piensan como los masistas en el poder, anhelan con pleno derecho un ambiente de paz y sosiego, de trabajo y producción para el disfrute de los bienes de la tierra, a los que también tienen pleno derecho los demás bolivianos independientemente del color de la vestimenta o del idioma de su expresión.
Ponemos nuestra esperanza en la sinceridad y grandeza de miras del diálogo propuesto en que no se vaya a transformar en un “conversatorio indefinido” como previene Germán Gutiérrez.
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