Desde su llegada al poder en diciembre de 2005, no han sido ningún secreto las políticas de clara inspiración neomarxista de Evo Morales, así como su alineamiento con Chávez, Castro y otros líderes socialistas de Hispanoamérica. Pero a la inestabilidad jurídica y a las expropiaciones de empresas y propiedades, hay que sumar algo que quizás no resulte tan conocido: el afán del gobernante andino por erradicar el catolicismo de Bolivia para, en su lugar, imponer una recreación del culto a la Pachamama (la Madre Tierra) y a los dioses del panteón aymara y quechua.
La nueva Constitución boliviana, promulgada en febrero de 2009, es un buen ejemplo. En su preámbulo, podemos encontrar explícitas referencias al neopaganismo de raíz precolombina: “En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra Amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas. Así conformamos nuestros pueblos, y jamás comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos de la colonia (…)”.
1 comentario:
me encantaria conocer que les mueve a todos estos que se consideran salvadores del mundo, , ademas del ansia del poder, a querer cambiar la constitución de su respectivo pais.
el señor Rodriguez, alias ZParo, no la cambia, se la salta a la torera, y punto.
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