Hace cinco años, el presidente del Estado, Evo Morales, dio un mensaje con rostro contraído, pero con un discurso triunfante, probablemente para disminuir el impacto de la derrota de su candidata a la Alcaldía paceña, Elizabeth Salguero.
Esta vez, Morales esperó hasta el día siguiente y su mensaje no fue como Primer Mandatario de todos los bolivianos, sino como máximo representante del Movimiento Al Socialismo (MAS), con un tono agresivo contra los pobladores, sobre todo de La Paz. El texto fue contradictorio, entre “corrupción” y “machismo”, para descalificar a unos resultados pero sin explicar otros.
Por su parte, el vicepresidente Álvaro García Linera, en la misma línea de su hermano, intentó desviar las cifras adversas con otra portada: la presencia nacional del MAS en todo el país, algo que no estaba en debate. No dijo que además ese partido es el único que cuenta con un canal estatal/partidario, avión, helicópteros y árbitro.
Sus palabras y actitudes dejan la duda: ¿son los García Linera demócratas o mantienen su posición guerrerista? ¿Serán capaces de reconocer futuras derrotas y de entregar el poder dentro del sistema constitucional? ¿Por qué los masistas/movimientos sociales reaccionan inmediatamente con amenazas violentas contra los opositores?
También es importante repasar el mentado poder de los medios de comunicación. De acuerdo a declaraciones oficiales, el 90 por ciento de los medios masivos ya está en manos del oficialismo. De hecho, un análisis de contenido da pistas que aseguran aquella frase. Entonces, ¿por qué perdió el MAS en las ciudades más importantes del país? ¿Por qué fracasó el proyecto hegemónico en Pando y en Beni?
Igualmente llama la atención el silencio de la Contraloría General del Estado ante las declaraciones de las bartolinas que reconocen que el dinero del Fondo Indígena iba a sus cuentas particulares, “a pedido de las bases”. ¿Ignoran esas mujeres que los ingresos del Estado se deben manejar en cuentas fiscales? ¿O porque son campesinas originarias pueden saltar las normas de la administración pública? ¿Quién paga los 70 pasajes y viáticos para que viajen a Panamá junto a otros dirigentes?
Entre los muchos comentarios contra los miembros departamentales y nacionales del Tribunal Electoral, corre el chiste que no solamente es un concurso internos de incapacidades, sino de fealdades. Son los no notables y los no hermosos del proceso electoral. Su guerra particular adosada con letra muerta de la ley se ensaña contra la nueva generación de políticos, jóvenes y, además, muy bonitos.
La autora es periodista.
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