Comisión de la Verdad
Las Fuerzas Armadas tienen la obligación de brindar toda la información sobre el luctuoso periodo de las dictaduras militares en Bolivia, en particular sobre la sistemática violación de los derechos humanos, el asesinato y la desaparición de personas, entre ellas el ex líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz. Esa es la primera conclusión de la flamante Comisión de la Verdad que fue creada por una ley sancionada esta semana por el Senado. Dicha entidad tiene como misión especial encontrar todos los datos y la información relacionada con delitos de lesa humanidad cometidos por militares entre el 4 de noviembre de 1964 y el 10 de octubre de 1982, lo que abarca las dictaduras de René Barrientos, Hugo Banzer y Luis García Meza.
En un lapso de dos años la comisión deberá presentar un informe final al presidente del Estado, al titular de la Asamblea Legislativa Plurinacional, al fiscal general y al defensor del pueblo, sobre las investigaciones de esos oscuros años en los que se cometieron graves atropellos contra los derechos humanos.
Llama la atención que las Fuerzas Armadas hayan dicho, el primer día de constituida la comisión, que no tienen datos sobre el paradero de Quiroga Santa Cruz y de otros militantes desaparecidos. El comandante de las FFAA, Luis Ariñez, aseguró que muchos de los archivos secretos que contenían información útil para hallar el paradero de los restos de desaparecidos, así como las víctimas, desaparecieron.
La Organización de las Naciones Unidas, a través de su representación en Bolivia, remarcó que hay mecanismos técnicos suficientes para establecer la verdad sobre esos hechos, por lo que las FFAA están llamadas a colaborar en la labor de la comisión hasta las últimas consecuencias. Sin embargo, también es observable que el Gobierno del MAS haya tardado tanto en activar una comisión de la verdad sobre hechos de las dictaduras ocurridas hace más de 30 años. Diversos analistas recuerdan que un pilar fundamental del poder que ejerce Evo Morales desde enero 2006 está en las Fuerzas Armadas. ¿Hubo un cálculo político para que hasta ahora se haya hecho poco en la revisión de ese periodo histórico?
Los bolivianos reclaman la verdad, aunque sea tarde. Especialmente por los familiares de las víctimas de los detenidos, asesinados y desaparecidos de aquellos años de autoritarismo y mano dura. Hoy vivimos y disfrutamos la democracia, entre otras razones, por el sacrificio que hicieron aquellos luchadores sociales y políticos.
En un lapso de dos años la comisión deberá presentar un informe final al presidente del Estado, al titular de la Asamblea Legislativa Plurinacional, al fiscal general y al defensor del pueblo, sobre las investigaciones de esos oscuros años en los que se cometieron graves atropellos contra los derechos humanos.
Llama la atención que las Fuerzas Armadas hayan dicho, el primer día de constituida la comisión, que no tienen datos sobre el paradero de Quiroga Santa Cruz y de otros militantes desaparecidos. El comandante de las FFAA, Luis Ariñez, aseguró que muchos de los archivos secretos que contenían información útil para hallar el paradero de los restos de desaparecidos, así como las víctimas, desaparecieron.
La Organización de las Naciones Unidas, a través de su representación en Bolivia, remarcó que hay mecanismos técnicos suficientes para establecer la verdad sobre esos hechos, por lo que las FFAA están llamadas a colaborar en la labor de la comisión hasta las últimas consecuencias. Sin embargo, también es observable que el Gobierno del MAS haya tardado tanto en activar una comisión de la verdad sobre hechos de las dictaduras ocurridas hace más de 30 años. Diversos analistas recuerdan que un pilar fundamental del poder que ejerce Evo Morales desde enero 2006 está en las Fuerzas Armadas. ¿Hubo un cálculo político para que hasta ahora se haya hecho poco en la revisión de ese periodo histórico?
Los bolivianos reclaman la verdad, aunque sea tarde. Especialmente por los familiares de las víctimas de los detenidos, asesinados y desaparecidos de aquellos años de autoritarismo y mano dura. Hoy vivimos y disfrutamos la democracia, entre otras razones, por el sacrificio que hicieron aquellos luchadores sociales y políticos.
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