La guerra en Irak y en Afghanistan. Esta es la herencia que George W. Bush dejará tras suyo al abandonar la Casa Blanca dentro de un año. El nuevo presidente se verá obligado a continuar las guerras o terminar el conflicto que su antecesor no pudo controlar. Y el riesgo del tratamiento que Bush confirió al tema será la sombra de su fracaso.
El comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak David Petraeus aseguró en el Congreso que el refuerzo de 30 mil hombres significó una mejora a todas luces. Petraeus anunció asímismo que a fines del próximo año las tropas podrían estar de regreso, aunque quedarán en Irak 120 soldados.
La información fue bien aprovechada por Bush que sin demora anunció el retorno de la tropa, aclarando que la retirada no será sin condiciones. EEUU quiere conservar su influencia y pagar el precio por la reconstrucción del país. Esta tarea trasladará a otro, (refiriéndose a su sucesor) o sea la responsabilidad de haber provocado una catástrofe humanitaria y económica como resultado de una guerra tan larga, especialmente para los vecinos de Irak, Irán y Siria que han acogido cientos de miles de refugiados y que no tienen ya capacidad de seguir recibiendo a otros. Los Demócratas quieren que la guerra de Irak se termine y que las tropas estadounidenses sean retornadas. El precandidato republicano John McCain a la presidente considerado un héroe de la guerra de Vietnam tomó postura a favor de Bush, pero su manifiesto electoral es otra cosa, en la práctica política no resultará posible seguir apoyando una actitud que repudia el electorado.
Ya sabemos que Bush en reciente oportunidad calificó de medida errónea, de haber sido un desacierto terminar la guerra del Vietnam con el retorno de los soldados, pudo haber sido ganada de un modo correcto. Incapacidad exhibió el liderazgo que terminó Vietnam, por esta declaración Bush se empecina en "salir victorioso de Irak", aunque no ha dicho de qué manera.
Insistió una y otra vez que "serán los generales que dirán la última palabra y no los políticos desde Wáshington" aludiendo a los representantes del Congreso.
No existe motivo para dudar que existe verdadera voluntad política de terminar la guerra entre los candidatos a la presidencia por el partido demócra. Consideran que la guerra de Afghanistán se podría justificar porque sacó del poder a los talibanes que apoyaron a Osama Ben Laden señalado como el autor de los atentados del 11-S, no obstante que el terrorista todavía está siendo perseguido por los servicios de espionaje. La presencia de tropas de la ONU (soldados de una fuerza multinacional) puede resultar sin límite de tiempo, por lo que no es de particular interés de los EEUU, en un país donde la paz y la estabilidad son imposibles de alcanzar en el corto tiempo.
En Irak la cosa es diferente, siendo EEUU un superpoder, único sin rival, la retirada de sus tropas no siempre podría verse como un fracaso, aunque al interior de los electores tiene gran significación y Bush quiere darse "todo el tiempo del mundo para pensarlo mejor" aunque se olvida que día que pasa, aumentan los muertos, y los heridos y los refugiados, la gente que queda sin casa, sin trabajo, sin sus seres queridos dentro y fuera de los escenarios de la guerra. Como una medida de consuelo Bush habló del retorno de tropas antes de la Navidad, se refiere a 5.700 soldados que podrían estar de regreso y de otros más hasta completar 30 a lo largo de todo el 2008, lo cual en la práctica significa que "no existen señales claras de terminar el conflicto" Bush quiere quedarse en Irak y poco le interesan las protestas que ello provoca.
Los precandidatos demócra Barack Obama, Hillary Clinton y John Edwards están todos de acuerdo en concluír la guerra a pesar de todo, de las opiniones de Petraeus o el accionar de Bush.
La guerra del Irak ha provocado cansancio y tantos los electores de republicados y de los demócratas harán todo para cambiar el curso de la situación actual. Si Clinton llegara a ser presidenta con toda seguridad introducirá el tema en un debate ardiente. Todos afirman que nadie podrá evitar que las guerras instaladas por Bush en el escenario mundial queden al margen del debate como el primero y el mayor de los problemas que el futuro presidente tendrá que resolver.
(Traducción libre por el Editor de un artículo de Britt-Marie Mattsson pubicado en Göteborg Posten)
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