La huelga del martes en seis regiones contra el presidente Evo Morales agudizó la polarización múltiple que padece Bolivia, entre el occidente andino y el oriente tropical, entre el gobierno nacionalista, indigenista y de izquierda y la oposición de centro y derecha.
El defensor del Pueblo, Waldo Albarracín, ruega sin éxito a ambos bandos que reflexionen, que abran las puertas al diálogo, que mermen la violencia de la confrontación, que cedan en sus posiciones. Suplican lo mismo, también sin resultados, la antes influyente Iglesia católica, editoriales de los diarios y varias personalidades de este país, el más pobre de Iberoamérica, con dos tercios de la población viviendo con menos de US$2 al mes.
La mayor muestra del agravamiento de la crisis la dio el alcalde de Santa Cruz, la mayor ciudad de Bolivia, Percy Fernández, cuando dijo al acabar la huelga que la única forma de poder convivir bien en el país es hacer dos naciones", una nación "oriental o de los llanos, con Santa Cruz, Pando, Beni, Tarija, parte de Cochabamba y Chuquisaca", regiones que se sumaron al paro y en las que domina la oposición, y otra en el occidente andino, de mayoría pro gubernamental.En la "nación" oriental yacen el 90%de las reservas de hidrocarburos, segunda fuente de ingresos de Bolivia tras las remesas de sus tres millones de emigrantes. Una portavoz del Comité Cívico de Santa Cruz comentó a Efe que las palabras de Fernández no representan la posición de esa entidad, que convocó a la huelga "por la unidad del país".Morales y sus fieles también tildan a los cruceños de racistas, mostrando otro eje delicado de la polarización boliviana: en un país donde más de tres cuartas partes son mestizos en alguna medida, se sienten indios puros o blancos inmaculados muchos más de los que en realidad lo son.En medios diplomáticos preocupan, además, las cada vez más frecuentes noticias y rumores sobre la llegada de cargamentos de armas tanto al oriente como a la región cocalera del Chapare, fortín electoral de Morales. Además de los crecientes roces de Morales con Estados Unidos -este lunes los acusó de financiar a la oposición-, mientras se apoya cada vez más en su colega venezolano, Hugo Chávez.La polarización se dirimió la semana pasada a puñetazos y patadas entre diputados de la alianza conservadora Poder Democrático y Social (Podemos) y el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales.Además, la capital oficial de Bolivia, Sucre, emprendió una campaña de huelgas de hambre y manifestaciones para reclamar a La Paz las sedes del gobierno y el parlamento, por lo que ya tuvieron una mini-guerra hace 108 años.La Asamblea Constituyente, eje del proyecto de Morales, tuvo que suspender indefinidamente sus sesiones porque los manifestantes perseguían por las calles de Sucre a los representantes del MAS y asaltaban sus casas.
En 13 meses de sesiones la Asamblea Constituyente, eje del gobierno de Morales, no ha redactado ni una línea.
El poder Judicial de Bolivia inicia hoy un paro de 48 horas "en defensa de la democracia".
Los comités cívicos de Tarija, Santa Cruz, Pando, Beni, Cochabamaba y Chuquisaca se reúnen para decidir nuevas movilizaciones.
Uno de los textos que ha dado la vuelta al mundo en las últimas horas
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