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viernes, 18 de agosto de 2017

Alvaro Puente encontró un buen título para su texto sobre el TIPNIS. "el laberinto de las mentiras" para contarnos cómo desde el Jefe del Estado, el vice, sus ministros, los sofistas y demagogos que quieren enganarnos, mentirnos, paralizar nuestra reacciones en contra


El laberinto de las mentiras


La interminable cantaleta de los propagandistas de la carretera del Tipnis es un laberinto de sofismas y mentiras construido para que nos perdamos en el medio. Argumentan muy serios, pero no dicen la verdad. No permiten que se vislumbren las razones de fondo, las intenciones auténticas.  

Yuracarés, moxeños, chimanes vivían en el chapare selvático. Cuando se abrió la carretera del trópico cochabambino invadieron el área miles de colonizadores. Todo el mundo corría en busca de un pedazo de la prometedora tierra. Como en la conquista del oeste americano, los ancestrales habitantes desalojados tuvieron que abandonar su territorio y escapar selva adentro. Se fueron al Tipnis. A orillas de nuevos ríos construyeron sus chozas y sus incipientes comunidades.

Han pasado los años. La población del Chapare ya no tiene tierras que colonizar. La coca no tiene dónde expandirse. En un día de desesperación, reunidos con su presidente, soñaron en el inmenso territorio que se pierde por el norte. Ahí fue que decidieron tomar aquellas tierras vírgenes y extender su imperio. El Gobierno prometió extender una hermosa carretera que sería la puerta de la conquista. Ellos solo tendrían que avanzar.

En teatral ataque de generosidad, nos cuentan que han diseñado la costosa carretera para llevar escuelas y hospitales a los olvidados pobladores del Tipnis. Nunca les preocupó atenderlos. A la casa de chimanes y yuracarés no llegaron nunca y jamás les trajeron nada. Se acordaron de ellos solamente cuando el país exigió la consulta constitucional. Cuando diseñaron la famosa carretera no estaban ellos en la memoria. Por eso atraviesa la selva virgen lejos de la miseria que dicen que les duele. No comunicará ni llevará vida a ninguna de las poblaciones indígenas. Pero dicen todo lo contrario. Repiten eternos y conmovedores discursos sobre poblaciones que no les importan y sobre escuelas que no piensan hacer. Lo que realmente llevarán es invasores. Lo que traen para chimanes y yuracarés es la urgencia de volver a partir porque otra vez tendrán que buscar selvas nuevas que los escondan y los protejan. Sus escuelas, como ahora, simplemente serán la disculpa para nuevas carreteras que los vuelvan a despojar en su sino de desplazados perpetuos.

Cuando la carretera haga posible la invasión desde el Chapare, ahí sí llegarán al Tipnis hospitales y escuelas. Llegarán aeropuertos y fábricas de urea. Llegarán elefantes blancos y dorados. Claro que ya no estarán los pobladores de ahora, pero eso no es culpa del Gobierno ¿Por qué se fueron?

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