Finalizando mayo, el Contralor del Estado, Héctor Arce explicó que el Presidente “firmó los documentos iniciales (inscripción de EFMZ y reconocimiento de paternidad) de buena fe, porque “cumplía su responsabilidad de padre y reconocía legalmente a su presunto hijo, como cualquier persona. “Ésa fue la verdad de lo que ocurrió, aquí no hay ninguna falsificación, no hay ningún acto contrario a la normatividad” Dicho esto, es claro que la investigación y la denuncia demostraron no sólo su validez, sino que también se respaldaron en documentación oficial del Estado, de manera tal que aquello parece ser un tema ya sin debate, aunque sigo insistiendo que al presidente Morales habría que investigarlo por posible tráfico de influencias; Zapata no pudo lograr lo que logró sola, ese es un hecho.
Ahora, el Poder ha decidido acentuar su “la política del miedo” y, para ello usa al Poder Judicial para tratar que las casas periodísticas presenten la nómina de los reporteros y periodistas que cubrieron las declaraciones de G. Zapata, con el argumento de que hay un ministro que va a iniciar una querella contra la expareja del Presidente.
Poco sutil la idea del amedrentamiento; el argumento es que se pretende “acumular antecedentes que permitan la apertura de una acción penal por calumnia e injuria” de parte del Ministro Claros a Zapata, quien, casualmente vive buscando fiscales, jueces y medios para desdecirse de todo lo que ya dijo y, disculparse con quien se ponga en la fila, de manera que esto último sólo puede interpretarse como una más de las tantas intenciones de no dar tregua ni respiro a la política del miedo (si no te respetan, que te teman) que decidieron cuando entendieron que su credibilidad se cayó y que el respaldo que tuvieron (incluso en el 21F) parece no ser el mismo.
El Vicepresidente por su lado dijo que: “Zapata, sus abogados, una rosca de medios de comunicación mentirosos… hicieron el peor engaño de la historia de Bolivia”, sin tomar en cuenta que su perorata se cae casi sola; baste recordar que el periodismo dio a conocer lo que ocurrió hace casi nueve años, de manera que ningún medio intervino en nada que no sea dar a conocer los hechos; pero, claro, eso tampoco importa, cuando lo evidente es que se quiere atemorizar a todos; si se comienza por los medios, mejor… ¿o no?
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