Se han dicho tantas cosas negativas de la justicia. La ciudadanía lo sabe y por eso es que el Poder Judicial ocupa el último nivel de credibilidad. Hasta la gente del Gobierno lo reconoce y algunos han llegado a afirmar que los tribunales son una “porquería”.
Sin embargo, hacen muy poco para remediar la situación y en todo caso, continúan cavando el pozo para enlodar aún más la administración de justicia. No es otra cosa la elección de magistrados que se está preparando para el mes de octubre.
El más grave problema de la justicia es la politización, pero no hay nada peor que un político haciendo las veces de juez.
Precisamente el juicio que se ventila en el Senado contra el exmagistrado Gualberto Cusi es la suma de ambos fenómenos: una justicia como la que describimos al principio (¿para qué más?) y un puñado de parlamentarios levantamanos, serviles y carentes de escrúpulos que hace meses le echan leña a una gran hoguera digna de la Inquisición. Escupir en la cara de ese régimen es poco.
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