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martes, 18 de agosto de 2009

alvaro riveros tejana se pregunta "si el diablo será boliviano" y refiere una anécdota en tiempos de la visita papal a Oruro, "sede del diablo"


“Lo que no ocurre en Bolivia es raro” Con esta sabia sentencia un primado de la iglesia católica ha querido significar que todo puede pasar en nuestro país y al mismo tiempo no pasar nada, refiriéndose a las noticias que dan cuenta que Bolivia iniciará una demanda legal contra el Perú, ante el Tribunal Internacional de La Haya, reivindicando la propiedad de la vestimenta del diablo, que la candidata a Miss Universo Karen Schwarz lució en dicho evento internacional.

El príncipe de la iglesia relató que sus afirmaciones se basaban en una experiencia personal vivida en Bolivia, como integrante de la comitiva papal que visitó el país. En ese entonces, Su Santidad visitaba la lejana ciudad minera de Oruro donde se rinde tributo al demonio en las profundidades de los socavones mineros y mediante danzas que lo evocan como amo y señor de esos subterráneos. Fue en esa ocasión que el burgomaestre de la localidad, queriendo agasajar a tan distinguido visitante, trató de colocar una máscara de diablo en la sagrada cabeza papal. La oportuna intervención de un guardaespaldas apostólico, vestido de cura, intervino milagrosamente y de un manotazo evitó que se consume semejante blasfemia. ¡Carajo, exclamó, estos salvajes son capaces de disfrazar de demonio a Su Santidad!

De nada valieron los argumentos y explicaciones de que en esa ciudad, los diablos en el carnaval suelen ingresar de rodillas al templo para purificarse y pedir perdón a Dios. El descomunal cancerbero croata replicó: -“¡Por mi ya pueden entrar arrastrándose de culo, la imagen del Santo Padre se respeta”!

Por su parte, miembros de la comitiva papal haciendo alarde de un alto sentido de diplomacia explicaron que tal acto sería visto en el mundo entero como un sacrilegio, con lo que se convino cambiar el obsequio por un casco de minero, que el Sumo Pontífice lució orgullosamente.

Mito o realidad, la anterior historia nos ratifica la cercanía que los bolivianos tenemos con el maligno y la pertinencia del reclamo que acaba de incoar el señor viceministro de culturas. Tal es nuestra aproximación al demonio que no es de extrañarse que este sea boliviano, y quizás sea necesario empadronarlo biométricamente para definir de una vez por todas su ciudadanía. Es más, la instauración del estado plurinacional, multilingüe, sincrético y biométrico nos abre la coyuntura de un nuevo orden, llamado a crear la nueva religión que cuente con la activa presencia mefistofélica.

En lo que al fondo del reclamo se refiere, es aconsejable ir preparando las prendas diablescas con que se cuenta, de marca registrada, para evitar cualquier contrariedad. Asimismo, ante la eventualidad de una contra demanda peruana, aduciendo que si los bolivianos les robamos la bandera de los 28os, para utilizarla de símbolo, ¿Por qué no podrían ellos robarnos la ropa del diablo? Y, sin cometer descuido alguno, utilizar todos los medios a nuestro alcance para establecer con celeridad que el Diablo es boliviano.

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