El asesinato del viceministro de Régimen Interior, Rodolfo Illanes, por los cooperativistas mineros, que lo tenían como rehén en el altiplano, ha indignado a todo el país, comenzando por los gobernantes, que han decretado tres días de duelo. El crimen es, como dijo el presidente Evo Morales, “imperdonable”. Se refirió al hecho de que matar a un prisionero es considerado por las leyes internacionales un crimen de lesa humanidad, que no prescribe.
El control de la carretera del que ha informado el Ministerio de Gobierno muestra que los cooperativistas han cedido, lo que puede alentar esperanzas de que se abra un diálogo. El país entero espera que este conflicto, tan inesperado y extraño, sea tratado por las autoridades con mucho cuidado, evitando que se produzcan hechos lamentables como el que se acaba de vivir en la región de Panduro.
La víctima ha sido declarada “héroe en la defensa de los recursos naturales”, lo que es un indicio de que el conflicto tiene como fondo el control de los parajes de riqueza minera que las cooperativas explotan o desean explotar. Son cientos esos lugares donde se ha detectado que existe riqueza minera, pero que no son explotados por la inexistencia de proyectos de inversión, nacionales o extranjeros. Esas ‘concesiones mineras’ estaban en la mira de las cooperativas, para cuando hayan terminado de explotar las que ahora trabajan.
Es probable que el Gobierno haya decidido no entregar ni una concesión minera más a las cooperativas y que ese sea el motivo del conflicto. En ese caso, podría ser que el Gobierno tenga interés en atraer inversionistas que usen tecnología moderna y que preserven el medioambiente en sus explotaciones, lo que no hacen las cooperativas.
Lo cierto es que los cooperativistas mineros del altiplano, que en 2005 amenazaron con tomar la ciudad de Sucre para impedir que Hormando Vaca Díez o Mario Cossío sea proclamado presidente, y luego fueron aliados del presidente Evo Morales, están ahora enfrentados al Gobierno. Cualquiera sea el motivo de esta cruenta guerra, es preciso ponerle freno, quizá mediante el diálogo, las negociaciones o la reforma de alguna ley, porque el país no puede seguir así.
El Gobierno nacional tendría que renunciar a su costumbre de culpar a los medios de comunicación por todo lo malo que ocurre en Bolivia, lo que le permitiría mirar con objetividad estos hechos y encontrar las soluciones pertinentes. Esa es su obligación.
Este es el Observador desde Suecia hacia el mundo. Un Vigilante de la libertad humana. El Vigía por los derechos del hombre, la preservación del medio ambiente, la paz universal.
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sábado, 27 de agosto de 2016
El Deber califica este tiempo, como "momentos difíciles" a raíz del asesinato de Illanes, viceministro del Interior por los mineros enardecitos, posiblemente ebrios y enemigos declardos de Evo que no acepta sus exigencias. serno y relfexivo aunque El Deber no menciona la cusación de Evo "la oposición está manipulando a los movimientos sociales", no es cierto acaso que Evo es "el dueno y senor de esos movimientos sociales?" incongruente e irresponsable confesión del jefe cocalero.
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