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lunes, 16 de mayo de 2011
Oximorón andino. extraño título para denotar contradicción entre la verdad y la mentira que sería el monumental proceder del MAS, según el padre José Gramunt de agencia Fides
Reconozco que el titular que encabeza este comentario es extravagante. Es un truco barato y muy conocido, el encabezar un texto con algo llamativo con objeto de incentivar la curiosidad del lector y animarlo a leer los párrafos que siguen. En esta ocasión mi deseo es tratar una vez más sobre las amenazas con las que el Gobierno, día por medio amenaza con recortar la libertad de expresión. Las entidades asociativas periodísticas protestan y amenazan con diversas medidas de presión. Entre las actitudes de fuerza utilizadas por los sindicatos, siempre me chocó, por su incongruencia, la del “paro movilizado”, pues entiendo que lo que está parado no se mueve. Sin embargo, el uso y abuso repetido de esta contradicción le otorgó plena carta de ciudadanía en el lenguaje sindical. Por esto queda incluida en la lista de la figura retórica que llevan el nombre griego de oximorón (creo que por razones eufónicas, en castellano hay que acentuarla en la última ó. Pues vamos al grano: oximorón se define como “la figura literaria que “armoniza dos conceptos opuestos en una sola expresión formando un tercero”. El ejemplo más socorrido de esa forma literaria es el refrán latino “festina lente”, o sea, apresúrate con calma. El otro muy usado por nuestras abuelas es, “vísteme despacio porque tengo prisa”. Esta versión era corriente cuando las damas acaudaladas utilizaban una vestimenta muy complicada y requerían de una doncella que las ayudara a vestirse. Volviendo al paro movilizado sabemos que consiste en no trabajar, pero sí armar zafarranchos en calles y plazas que presionen al Gobierno y, de paso, incordien a la mayoría ciudadana pacífica. El desgobierno del MAS es ese “tercer concepto” del monumental oximorón en el que nos desenvolvemos. Y aunque no sean precisamente oximorones (¡!), pero se parecen, vivimos en un mundo de contradicciones. Veamos algunas. El MAS afirma que gobierna bajo los preceptos básicos de un socialismo autóctono original. Pero en realidad es copia desteñida del chavismo venezolano. El Gobierno nacional ya no gobierna la República de Bolivia sino el llamado “Estado plurinacional” que, en la práctica no es plurinacional sino aymarocentrista hasta los tuétanos. El Gobierno presidido por Don Evo se proclama laico y profesa cultos de reciente invención para utilizar políticamente a 335 parejas en una liturgia multitudinaria seudorreligiosa. Presume de una economía socialista pero, en realidad, desemboca en un empate catastrófico entre nacionalizaciones ambiguas y administración corrupta de los bienes del pueblo. Anuncia con aires virginales la elección de nuevos funcionarios judiciales, pero no se atreve a permitir que la prensa meta sus narices en la profesionalidad, idoneidad y moralidad de los candidatos. Total, que si bien, todas esas normas de enriquecer el lenguaje no pueden llamarse oximorón, si que son incongruencias, al fin y al cabo son las conocidas mentiras de la demagogia y el mal gobierno.
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