J.R. Quintana contra los medios |
Política, economía (legal e ilegal), educación, comunicación, Fuerzas Armadas, Policía, justicia, religión. El dominio que pretende lograr el régimen del MAS en el país no podría ser completo si no consigue ejercer el control pleno del mundo virtual, convertido en estos días en espacio más dinámico de relacionamiento entre los seres humanos, el canal más amplio de la difusión de ideas y por ende, en la forma más acabada de ejercicio pleno de la libertad de expresión y de la
propalación de los valores democráticos.
España acaba de convertirse en el nuevo ejemplo del potencial que poseen las herramientas virtuales para contrarrestar acciones de la hegemonía dominante. Las rebeliones de los pueblos árabes en contra de los tiranos que han gobernado por décadas países como Túnez, Yemen, Libia, Egipto, Siria y otros, no hubieran sido posibles sin el apoyo de las redes sociales formadas gracias a internet, cuya inmediatez y alcance resultan invalorables para las grandes masas oprimidas a las que se las han cortado todos los medios tradicionales de expresión. De hecho, el héroe de la revuelta egipcia que acabó con la autocracia de 30 años de Hosni Mubarak es Wael Ghonim, un joven ejecutivo de Google que durante meses se dedicó a coordinar manifestaciones y mitines a través del Twitter y el Facebook y que gracias a su inmenso aporte a la libertad, ha sido nombrado por la revista Time, uno de los 100 personajes más influyentes del mundo.
En Bolivia, la red internet no llega más que al 10 por ciento de la población, y aún así constituye una gran amenaza para el régimen de Evo Morales, que está emulando a los gobiernos de Cuba, China y Venezuela en su trato con la comunicación y la libertad de prensa. El proyecto de Ley de Telecomunicaciones, no sólo establece serias limitaciones a la otorgación de licencias para el funcionamiento de emisoras de radio y televisión, sino que asienta sus garras en internet para evitar precisamente lo que ha ocurrido en el mundo árabe y también en Cuba, donde una sola bloguera, Yoani Sánchez y un puñado de periodistas independientes, han sido capaces de romper el bloqueo informativo que mantenían desde hace 50 años los medios controlados por el Partido Comunista. En China gastan millonadas cada día para que también millones de funcionarios del Gobierno se dediquen a interceptar la comunicación electrónica y evitar así el desastre que significaría para el régimen, que se produzca una nueva revuelta de Tiananmen en tiempos del Facebook.
A medida que se deterioran los ideales de cambio que enarbolaba este régimen, recrudecen las acciones destinadas a controlar a la población y con seguridad se van a multiplicar las acciones en contra de la libertad de expresión, uno de los pocos espacios que el totalitarismo no ha sido capaz de sofocar por completo. Internet es para los autócratas el gran enemigo a derrocar, pero es igualmente para los ciudadanos, la gran esperanza de mantener vivos los ideales de la democracia y libertad.
En Venezuela, luego del cierre y la clausura de decenas de medios de comunicación tradicionales, internet cobró gran notoriedad y tanto órganos de prensa como los ciudadanos se volcaron masivamente a la red para mantenerse conectados con una realidad que no esté mediatizada por el régimen de Hugo Chávez. En Bolivia podría pasar lo mismo y es obvio que están tomando previsiones.
propalación de los valores democráticos.
España acaba de convertirse en el nuevo ejemplo del potencial que poseen las herramientas virtuales para contrarrestar acciones de la hegemonía dominante. Las rebeliones de los pueblos árabes en contra de los tiranos que han gobernado por décadas países como Túnez, Yemen, Libia, Egipto, Siria y otros, no hubieran sido posibles sin el apoyo de las redes sociales formadas gracias a internet, cuya inmediatez y alcance resultan invalorables para las grandes masas oprimidas a las que se las han cortado todos los medios tradicionales de expresión. De hecho, el héroe de la revuelta egipcia que acabó con la autocracia de 30 años de Hosni Mubarak es Wael Ghonim, un joven ejecutivo de Google que durante meses se dedicó a coordinar manifestaciones y mitines a través del Twitter y el Facebook y que gracias a su inmenso aporte a la libertad, ha sido nombrado por la revista Time, uno de los 100 personajes más influyentes del mundo.
En Bolivia, la red internet no llega más que al 10 por ciento de la población, y aún así constituye una gran amenaza para el régimen de Evo Morales, que está emulando a los gobiernos de Cuba, China y Venezuela en su trato con la comunicación y la libertad de prensa. El proyecto de Ley de Telecomunicaciones, no sólo establece serias limitaciones a la otorgación de licencias para el funcionamiento de emisoras de radio y televisión, sino que asienta sus garras en internet para evitar precisamente lo que ha ocurrido en el mundo árabe y también en Cuba, donde una sola bloguera, Yoani Sánchez y un puñado de periodistas independientes, han sido capaces de romper el bloqueo informativo que mantenían desde hace 50 años los medios controlados por el Partido Comunista. En China gastan millonadas cada día para que también millones de funcionarios del Gobierno se dediquen a interceptar la comunicación electrónica y evitar así el desastre que significaría para el régimen, que se produzca una nueva revuelta de Tiananmen en tiempos del Facebook.
A medida que se deterioran los ideales de cambio que enarbolaba este régimen, recrudecen las acciones destinadas a controlar a la población y con seguridad se van a multiplicar las acciones en contra de la libertad de expresión, uno de los pocos espacios que el totalitarismo no ha sido capaz de sofocar por completo. Internet es para los autócratas el gran enemigo a derrocar, pero es igualmente para los ciudadanos, la gran esperanza de mantener vivos los ideales de la democracia y libertad.
En Venezuela, luego del cierre y la clausura de decenas de medios de comunicación tradicionales, internet cobró gran notoriedad y tanto órganos de prensa como los ciudadanos se volcaron masivamente a la red para mantenerse conectados con una realidad que no esté mediatizada por el régimen de Hugo Chávez. En Bolivia podría pasar lo mismo y es obvio que están tomando previsiones.
A medida que se deterioran los ideales de cambio que enarbolaba este régimen, recrudecen las acciones destinadas a controlar a la población y con seguridad se van a multiplicar las acciones en contra de la libertad de expresión. Internet es para los autócratas el gran enemigo a derrocar, pero es igualmente para los ciudadanos, la gran esperanza de mantener viva la democracia y libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario