Candidatos ‘mudos’, votantes desinformadosTuffí Aré Vazquez®® PeriodistaSuena interesante la idea de que Bolivia será quizás el único país del mundo que elegirá por voto a las autoridades de sus órganos judiciales. En octubre volveremos a sufragar, pero sin la certeza de que elegiremos. Son varias las experiencias de elecciones en las que se votó pero no se eligió al candidato de la preferencia ciudadana, ya que la decisión terminó siendo tomada por intermediarios.
Esta vez se corre un riesgo similar, ya que será la Asamblea Plurinacional la que debe preseleccionar a los postulantes y luego la gente apoyará a su favorito. Esta primera restricción limita la esencia democrática del proceso, tomando en cuenta que será difícil que el MAS no imponga su mayoría en la preselección. Incluso, uno de los requisitos para candidatear es la procedencia originaria del postulante, con lo que pasarían a un segundo plano sus méritos profesionales.
En la forma de preselección debería centrarse el debate político para que no se reproduzca lo que se cuestiona: el cuoteo del sistema judicial. La Asamblea debe aprobar una reglamentación para impedir la injerencia política en el nuevo sistema judicial, lo que suena a utopía. Si los gobernantes y la oposición pretenden que el proceso nazca vivo, deben hacer los esfuerzos para una preselección de los mejores y no de los elegidos por padrinazgo político. Si esto no ocurre, persistirá la sensación de una manipulación del proceso para consolidar el poder partidario y se repetirá el desencanto ciudadano. Si hay desconfianza, podría darse un ausentismo electoral.
La segunda preocupación surge de las restricciones informativas que se pretenden imponer mediante el artículo 82 de la Ley del Régimen Electoral. De forma inédita, los medios de comunicación no podrán informar con libertad plena sobre los candidatos. De acuerdo a la norma, están prohibidas las presentaciones de ellos en los espacios periodísticos, así como cualquier tipo de propaganda. La labor de los medios se limitaría a informar lo que autorice el Tribunal Electoral.
Es decir, los candidatos a magistrados tendrán una mordaza durante todo el proceso y los medios estarán expuestos a una censura que afecta a la democracia misma. Una elección sin información suficiente y de calidad para los ciudadanos difícilmente asegura calidad en la votación. Es cierto que se debe garantizar la igualdad de oportunidades para los candidatos. Sin embargo, ¿cómo podrá un votante comparar las alternativas que tiene si no le dan la información necesaria para hacerlo? Estamos aún a tiempo para corregir las falencias y que el proceso no nazca muerto.
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