El acto en el que se rememora la fundación de la Escuela Warisata, la
primera Reforma Agraria y lo que antes se llamaba el “Día del Indio”,
hoy transformado en Día de la Revolución Agraria, ha sido aprovechado
por los dirigentes de organizaciones que sustentan al MAS y al Gobierno,
aglutinadas en el autodenominado Pacto de Unidad:
como la Confederación
Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb),
Confederación de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia
“Bartolina Sisa”, Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Collasuyo
(Conamaq) para asegurar que respaldarán una nueva (y más, si se
requiere) repostulación del presidente del Estado, Evo Morales: “vamos a
ratificar a nuestro hermano Presidente (...) (para la gestión)
2020-2025”. Otro entusiasta propuso más todavía: “vamos a comprometernos
a llevar a la reelección de nuestro Presidente no simplemente hasta
2025, yo diría que de manera vitalicia porque nos toca gobernar al
pueblo boliviano”.
En el mismo escenario advirtieron
a los dirigentes cívicos potosinos no seguir agitado “el avispero”, “no
molesten al león dormido, porque el Pacto de Unidad está movilizado
sindicalmente, políticamente, orgánicamente, por tanto nosotros cuando
sea, como sea, donde sea, vamos a salir en defensa de nuestro Presidente
y más que todo por la democracia boliviana”.
Es
decir, la demanda de los dirigentes cívicos de Potosí atenta a la
democracia, pero una presidencia vitalicia o reelección indefinida es
defenderla, a criterio de estos dirigentes que tienen en común, como
antes pasó con todos los sistemas políticos formados alrededor del
poder, el disfrute de su ejercicio.
En ambos casos,
empero, lo que hacen es atentar, aunque no lo crean, contra la
democracia, además de exhibir una poca digna sumisión al poder.
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