Estaba previsto que el proyecto de ley de convocatoria al referéndum de modificación constitucional se aprobaría en la Asamblea Plurinacional, haciendo uso de los más de dos tercios de parlamentarios con que cuenta el oficialismo. Por cierto que ni el Órgano Electoral ni tampoco el Tribunal Constitucional se iban a poner al frente de la Asamblea, que, a su vez, obedece rigurosamente los mandatos del Gobierno.
La oposición cumplió con su papel de oponerse a ultranza en el Congreso a la nueva reelección, pero no pudo hacer más en vista de las abrumadoras diferencias existentes. Ahora que viene el referéndum, cuando está fijada la fecha para su realización, definida la pregunta a consultar, el Tribunal Supremo Electoral está regularizando el padrón de los votantes. Algunos piensan que es necesaria una presencia fuerte de los partidos y de sus jefes; otros creen que más conveniente es que los políticos mantengan un perfil bajo y que sea la población la que se manifieste. Sin embargo, en ningún caso se puede prescindir de los partidos, de los líderes más populares, que trabajen a fondo como en toda justa democrática. Esta es una de las más importantes que vivirá Bolivia.
Ciertamente, en febrero del próximo año se jugará mucho. O se detiene el desmedido afán reeleccionario del MAS, obcecado en la candidatura de Evo Morales, o habrá que hacerle frente nuevamente al actual mandatario el 2019. Si se impone el 'No' en el referéndum, quiere decir que el país no desea prorroguismo, lo que no significa, desde luego, que podría surgir otro postulante del MAS. Debe quedar claro que en esta consulta popular no se está definiendo si a partir del 2019 se cambia un modelo o un gobierno, sino de que quien conduzca a la nación no lo haga por cuarta vez y que sea otra la persona que tercie contra los opositores que surjan. Se está decidiendo si en Bolivia habrá una democracia plena o no.
Es sabido que la alternancia en el poder es lo más deseable en un Estado de Derecho. La conformación de alianzas, tan desprestigiada hoy, es saludable porque de esa manera no puede existir una voluntad que defina todo, sino que se deben producir pactos que se articulan en base a concesiones mutuas. La política boliviana tiene que buscar un encuentro con la esencia democrática, donde gobiernan las mayorías, pero no por temor a represalias ni miedo a la justicia, sino porque conforman un universo de ideas afines que buscan el bien común, no personal
Este es el Observador desde Suecia hacia el mundo. Un Vigilante de la libertad humana. El Vigía por los derechos del hombre, la preservación del medio ambiente, la paz universal.
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domingo, 8 de noviembre de 2015
la alternancia rutina en el Estado de Derecho, rareza en una autarquía que quiere perpetuar a sus mandantes. Evo se encargó cada uno de los 9 días de ausencia ha repetido lo mismo. "se trata de un proyecto para saber si el pueblo me quiere", además es mi derecho legítimo si el pueblo lo decide. será el pueblo que manda y yo no tengo otra que obedecer" Evo se ha repetido una y otra vez. "la estabilidad. gobierno estable señal de confianza y seguridad" siempre lo mismo, hasta cuándo?
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