No hay duda que una nueva “milluchada”, como las demás cuestiones metafísicas que cultiva el Gobierno, no darán resultados. Será como un espectáculo para muchos. En el centro de esta estela está el presidente Morales. Los dedos acusadores de familiares de 70 muertos, desde que se instaló en el Gobierno, lo señalan como al primer responsable. El presidente como respuesta dice que “la oposición y los medios buscan convertir víctimas de conflictos sociales en bandera política”. Los conflictos sociales siempre son producto de cuestiones políticas, hasta el caso Zapata, que parecía una cuestión “rosa”.
Los tristemente célebres San Román, Menacho durante el “movimientismo” ejecutaron planes para evitar protestas y revueltas contra la presidencia del Dr. Paz, pero los dedos acusadores de las muertes, lo señalaron a él como responsable.
García Meza purga condena por ser responsable de las atroces muertes de cientos de civiles durante el cruento golpe de Estado en 1981. No fue autor material, pero sí intelectual por haber asumido la presidencia.
Los hechos más cercanos. Gonzalo Sánchez de Lozada que se dio a la fuga en medio de enfrentamientos provocado por organismos de represión bajo su control, fue señalado y hasta sindicado, por la muerte de ciudadanos en El Alto. Fue el mismísimo Evo Morales quien levantó primero su dedo acusador, y hasta ahora lo sigue haciendo, pidiendo que se lo extradite de EEUU para responder por esas vidas.
Ciertamente que hay responsables, cabezas visibles de esas acciones y violentas muertes, aunque el control absoluto de las investigaciones y la justicia por el poder político, impide –como en el caso de los mineros cooperativistas muertos y el asesinato del viceministro Illanes–, su total esclarecimiento. Siempre fue así, se ocultan los hechos, se manipula la información desde los centros de poder. Aunque ahora, por más esfuerzos que se hagan para evitar evidencias, la tecnología es capaz de contribuir a esclarecer muchas oscuras situaciones. Incluso la Policía actúa en sus operativos represivas con “drones”, remotamente controlados para saber quiénes son y dónde están los “revoltosos.” A los ojos de la tecnología, ahora es más difícil y complicado, que hace 10 o 20 años ocultar las cosas y desinformar. Y si el Gobierno protesta por los vídeos difundidos, en redes sociales y los medios, del difunto viceministro, porqué no revela en forma extensa la conversación que sostuvo los últimos minutos de su vida con sus altos jefes antes de su asesinato. Es sencillo, todos los funcionarios públicos están conectados vía Entel. Los registros deben estar allí. De esa manera, todos saldrán de las dudas y el pueblo boliviano incluyendo los familiares del malogrado funcionario habrán ejercido su derecho a saber la verdad. Habrán tenido acceso a las informaciones. Eso también es parte de las libertades democráticas, de la libertad de expresión.
El autor es periodista Reg Nal. No. 169.
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