En medio de un escenario en el que predominan la desorientación y la búsqueda insensata de confrontación interna, el juicio que Bolivia contra de Chile interpuesto ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) es uno de los pocos temas, tal vez el único, que hace que se olviden diferencias y se trabaje en forma responsable y con ánimo concertador.
Así, el Ministerio de Relaciones Exteriores ha organizado varias reuniones para reflexionar sobre la forma en que el país actuará el próximo 13 de septiembre, cuando los delegados de Bolivia y Chile deberán decidir si se abre una nueva etapa de alegatos o no.
Se ha convocado a varios expresidentes y excancilleres que junto con el Delegado, varios de los abogados y personal especializado del país (sin que dejen de aparecer algunos funcionarios interesados en, como se dice popularmente, “aparecer en la fotografía”), de manera que la posición que exponga el Delegado exprese un consenso previo y unidad, aspectos que, sin duda, dan un fuerte respaldo a la demanda boliviana, y que son una de las características de esta iniciativa desde sus orígenes.
En este sentido, se debe reconocer que dentro y fuera del oficialismo se ha mantenido el pedido presidencial de dar prioridad a esta demanda, respetar el hecho de que está por encima de las divergencias político-ideológicas, salvo algunos excepcionales intentos de usar este tema con fines particulares,
Sin embargo, se debe advertir que muchos asuntos que pueden afectar este proceso se han lanzado como iniciativas que tienen, lamentablemente, un tufillo de aprovechamiento con fines de política interna. No está de más, en este sentido, insistir en la necesidad de eliminar los peligros de improvisación, triunfalismo y mal uso del tema, pues el país ha invertido mucho en este proceso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario