Pasó una década y no se difunden auditorías al programa estrella del MAS “Evo cumple, Bolivia cambia”. Sin embargo, por las noticias oficiales diarias es posible vislumbrar que éste tuvo muchas luces al inicio y cada vez más sombras.
Los municipios y gobernaciones aprobaron sus programaciones anuales (quinquenales) y anunciaron la necesidad de ajustar gastos administrativos, desechar nuevas iniciativas, rebajar expectativas de inversiones. El ministro de Finanzas, Luis Arce (sin duda, el mejor colaborador de Evo Morales), prudente, confirmó que los gobiernos regionales recibirán menos y que también el crecimiento nacional será afectado por fenómenos naturales. Ni una palabra sobre el programa “Evo cumple”.
Fue el propio Primer Mandatario el que desnudó las distorsiones de esa forma de repartir obsequios. El pasado miércoles reveló que su Gobierno “desvió” una “buena parte de la cooperación de Venezuela y China para beneficiar a las cooperativas mineras”. Hizo un recuento de los regalos otorgados: sedes para Fencomin nacional y en La Paz, algunas construcciones (¿?), movilidades, ambulancias.
No sólo es grave que la más alta autoridad ejecutiva, el más alto funcionario público de la administración estatal, admita “desvíos” sino que deja entrever las muchas interrogantes que también nos hacemos los ciudadanos. ¿Cómo es posible entregar una ambulancia a un gremio, acaso éste es parte del sistema integrado de salud? Y la lista de siempre: ¿cómo se licitan y adjudican los obsequios, qué empresa privada gana mucho (como sucedió con el pasto sintético), cuál es el presupuesto, quién firma los cheques, interviene la Contraloría, es esto “malversación”? ¿Por qué no está sujeto a la normativa vigente? Así es fácil “hacer obras”.
Al inicio, “Evo cumple” contó con el dinero venezolano, cuyos montos y formas se conocerán pronto, cuando caiga el Gobierno chavista. Permitió a Morales llegar a lugares olvidados y cumplir con su promesa de atender a los más pobres, como ningún otro mandatario logró.
La distorsión comenzó cuando se invadieron competencias municipales que bajo la Ley de Participación Popular fortalecieron el poder local y consolidaron los presupuestos participativos ciudadanos. Esta semana, por ejemplo, inauguró un mercado popular, ¿acaso le corresponde al Palacio de Gobierno? El resultado perverso es que los alcaldes masistas quedaron sin iniciativas y perdieron. Parte del aborrecimiento a Luis Revilla --ahora extensivo a su esposa-- es porque La Paz se zafó de esa repartija.
Ahora, el programa puede ser la piedra más pesada en el zapato de la estabilidad económica en el contexto negativo del 2017.
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