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domingo, 4 de abril de 2010

evo sufrirá por la séptima vez otra derrota electoral en Santa Cruz símbolo del rechazo que genera el originario en todo el país que muestra cansancio

El séptimo referéndum

Editorial de El Dia de SC

Si se cumplen los pronósticos –y el plantón de Evo Morales a sus candidatos parece confirmarlo-, el MAS sufrirá la séptima derrota electoral consecutiva en cinco años en Santa Cruz, la región que más le interesa conquistar mediante el voto, porque en términos de la política real, el oficialismo tiene el camino allanado, no sólo para imponer sus medidas sino también para ejecutar su plan de exterminio de cualquier vestigio de la oposición regional que tantos dolores de cabeza le ha causado en estos cinco años.
Los datos de hoy podrían dejar la constatación de que, pese al arrinconamiento que ha sufrido el liderazgo cruceño, persiste en la población una opción cohesionada básicamente por el rechazo a la conducta política del Gobierno agresiva contra el modo de vida, de producción y de organización de la gente. El presidente –porque en realidad en el país no hay otro candidato más que él-, no consiguió convencer con sus lisonjas hacia el departamento, las mismas que se tradujeron en un burdo chantaje que ofrece amistad a cambio del voto, cuando debería ser justamente al revés.
Si también se cumple la amenaza presidencial de llevarse bien sólo con aquellos departamentos que lo favorecen con el voto, debemos prepararnos para un inicio tortuoso de la era autonómica en Bolivia, que debería servir más bien para hacer funcionar la democracia a través de mecanismos de concertación, diálogo y articulación entre el poder nacional y los nacientes poderes intermedios.
En realidad ese debió ser el escenario de discusión durante la tenebrosa campaña electoral, una suerte de concurso para ver quién metía más miedo y lanzaba más amenazas, como si a partir de este lunes el país estuviera asistiendo al inicio de un gigantesco ajuste de cuentas, cosa que ya se ha mencionado con notable insistencia.

A nivel nacional, no cabe duda que Evo Morales saldrá airoso de esta nueva prueba de su hegemonía, aunque no con la fuerza que quisiera en las regiones de la denominada “Media Luna”. ¿Qué se puede esperar en estos departamentos? ¿Más confrontación como lo ha prometido el Presidente? ¿Más política, más campaña y tal vez otro referéndum? ¿Para cuándo un gobierno que se ocupe de la producción, de las exportaciones, del empleo, la industrialización, del litio, del Mutún, de los textiles, del gas y de tantos asuntos que no viajan en el helicóptero presidencial?
Mientras el circo, la persecución política y la pirotecnia denominada lucha contra la corrupción dominan el escenario nacional, van surgiendo en el país algunas señales claras de hastío y no precisamente en el oriente boliviano, donde ya no resulta extraño el malestar y que se ha hecho presente en tantos eventos electorales. Juan del Granado en La Paz, Rossío Pimentel en Oruro, Soledad Chaperón en El Alto, ya son referentes de la búsqueda de equilibrio político en el país, después de constatar que el poder total en manos de un solo individuo es autodestructivo. Este séptimo referéndum debería servirle a Evo Morales para tomar conciencia del país que tiene frente a sus ojos y de una vez por todas ponerse a trabajar como un verdadero estadista y no simplemente como un pendenciero de la política.

En seis ocasiones la mayoría de los cruceños le han dicho no a Evo Morales. Este domingo podría repetirse la misma respuesta.

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