Algunos problemas sociales parecen recrudecerse en época electoral y casi todos tienen que ver con sectores que han estado apoyando al gobierno en los últimos años. Chuteros, jubilados, transportistas, grupos antagónicos del MAS que se pelean por la Alcaldía de La Guardia y por si fuera poco, los “tomatierras” vinculados al oficialismo también muestran sus dientes con un nuevo episodio de avasallamiento en la propiedad Limoncito, al norte del departamento, donde están complicadas más de 40 mil hectáreas.
El sentido común electoral diría que estos grupos están tratando de perjudicar al partido gobernante y de hecho las autoridades afirman que se trata de oportunistas que quieren obtener ventajas en un momento delicado para quienes están en carrera para la re-reelección. Pensar eso sería muy ingenuo, pues todos esos “movimientos” han estado gozando de grandes ventajas en todo este tiempo y difícilmente las van perder, pues en ellos radica la fuerza del “proceso de cambio”.
Obviamente se trata de un juego por conseguir prebendas, pero que van mucho más allá de la coyuntura. Se trata de una forma de comunicarle al MAS que las alianzas con algunos candidatos sui generis son meros hechos accidentales y que el verdadero gobierno y las políticas de largo plazo los definen ellos.
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