No se trata de un error ortográfico sino del primer apellido del viceministro de Gobierno, Marcelo Elío Chávez, a quien le falló el libreto que tenía previsto en torno a la película de terror que se armó en El Alto el pasado jueves.
El funcionario se precipitó de forma alevosa con insultos y acusaciones de grueso calibre, cuando en la alcaldía alteña hacían peripecias para rescatar a muertos y heridos de la barbarie que desataron fuerzas ligadas al oficialismo. Mientras Elío hablaba de autoatentado, la Policía alteña, que depende precisamente del viceministro en cuestión, ignoraba los hechos con el pretexto de que tenía otras cosas que atender y unos impávidos bomberos se retiraban del lugar por presión de los facinerosos que ocasionaron la matanza.
La versión de Elío no tuvo el respaldo del gobierno, el presidente se solidarizó con las familias de los fallecidos y pidió una investigación seria. Horas después, el responsable de la seguridad en el país tuvo que disculparse en tanto que los presidentes de ambas cámaras legislativas, Gabriela Montaño y Alberto Gonzales prácticamente rogaban para que estas muertes no cuenten para el evento electoral de este domingo.
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