LA PLAZA 14 DE
SEPTIEMBRE
Me cumple felicitar al nuevo Burgomaestre José María
Leyes por la remodelación de la Plaza de Armas, 14 de Septiembre corazón
histórico de Cochabamba.
A pesar de la lluvia y el gélido del ambiente,
visité el lugar sagrado de los cochabambinos para permitirme una rápida
evaluación. De inicio sentí encontrarme
en la plaza principal de Santa Cruz, naturalmente con la diferencia del calor
humano oriental, el aspecto agradable de los seres del llano, y la frondosa vegetación
de toboroches.
Encontré un lugar de espacios agradables y amplias
aceras, pintados los asientos, los jardines
bien diseñados; el conjunto marca satisfacción. Extrañé la música de fondo de las pequeñas aves en
trance del ocaso. Mirando al cenit, las añosas palmeras me dijeron que el
esfuerzo municipal debía premiarse. Las tres gracias más bellas que nunca. Remozado
el Obelisco erigido para conmemorar el grito libertario de septiembre y limpias
las placas conmemorativas de la acción patriótica dispuesta por Ordenanza del
Presidente Municipal don Domingo Soruco el 30 de diciembre de 1875.
Sin embargo, una nota de disgusto arrancó de mi
interioridad un profundo alarido. Llegando al pie de esta columna sacra
coronada por un viejo cóndor que no alcanza a alzar el vuelo, espantado, observé
en el piso tres escudos. Al norte el emblema nacional muy bien logrado; al
oeste el verdadero escudo municipal; y al este, un adefesio con banderas,
lanzas, medialunas árabes e inscripción latina, identifiqué inmediatamente el
escudo del Virrey Toledo - el asesino mayor del Coloniaje en América que dio
término a cinco millones de indígenas en los socavones del cerro de plata en la
Mita genocida.
Para conocimiento del Señor Alcalde y sus asesores:
la historia del escudo de Cochabamba se inicia con la imagen que el Virrey
nombrado pergeñó para la Villa, la figura del mayor cinismo y crueldad colonial,
un león rampante central rodeado de seis cabezas de indios degollados; imagino
la reacción del pueblo al real insulto. Con la Independencia, tuvimos el
magnífico blasón que simbolizaba nuestra riqueza agrícola cultural. En el
Digesto de Ordenanzas, Reglamentos y Decretos de la H Municipalidad,
publicación ordenada por el Concejo Municipal de 1893, a cargo de los señores
Enrique Soruco y Wladislao Montenegro, se configura originalmente el emblema
departamental que tiene tres cuarteles, la cordillera del Tunari abajo: dos
cuadriláteros superiores, a la derecha una gavilla de trigo emblema de la
riqueza vegetal; a la izquierda dos serpientes de caduceo (la paz y el comercio
que también figura en la moneda boliviana). Se alza sobre dos ramas de laurel,
el triunfo alcanzado por las luchas de la libertad, una cinta tricolor y a los
lados 12 estrellas representando a las provincias.
Cinco años después, un artista local pintó al óleo
sin firmar el escudo que figuró en el
Salón de Actos Públicos con las modificaciones dispuestas el 17 de octubre de 1898
por el H. Concejo Municipal: “El escudo departamental
tiene la forma francesa dividido en tres cuarteles; el primero de la derecha
lleva en campo de gules, tres espigas de oro entrelazadas con cintas del mismo
color; el de la izquierda en campo de oro un caduceo de azur con las serpientes
de sinople; y el tercero que ocupa la parte inferior una balanza en equilibrio,
en cuyo primer platillo hay tres pilas de monedas de oro y en el segundo dos
pesas. El escudo con una corona cívica en cuyo centro se lee: “14 de
Septiembre” rodeado de estrellas. El
conjunto adornado por un trofeo de armas, 4 bayonetas de fusiles, un cañón en
dirección diagonal (utilizados en Aroma, la Coronilla, Sipe-Sipe, Hamiraya,
Quehuiñal), un hacha (emblema del
trabajo cuyo mango representa la makana legendaria empleada por los bisoños de
la Patria naciente); dos pabellones
superpuestos sostenidos por astas y terminados en lanceta”. La modificación
lleva la rúbrica de don Venancio Jiménez (Presidente del H. Concejo y ex Gobernador
que dio libertad a la estatua “Cobija”
detenida en prisión policial) y la de Julio Quiroga. Secretario.
El tercer escudo que motiva mi enojo particular y que
se atribuye el Municipio actual, es un error histórico a modificar prontamente.
Se trata del escudo del Virrey Toledo, cuya imagen original tallada en piedra
cubre su mausoleo familiar en Madrid, figura aportada por Adolfo Morales y acogida
por el Municipio hispanófilo de entonces. Así mismo, la bandera celeste,
insignia monárquica de los Borbones, que reemplazó la roja de Alejo Calatayud,
el platero rebelde asesinado salvajemente y de Esteban Arze, el creador de
Bolivia exiliado injustamente a Santa Ana de Yacuma por el español argentino
Antonio Álvarez de Arenales Gobernador de Cochabamba en 1813 y 1815.
Para coleto del pueblo, a propósito de Gobernadores,
(guardo la nómina) es bueno recordar que hasta 1825 existieron 19, que desde la
República hasta el primer Centenario se contaba 109 Prefectos. Camino al
Bicentenario de Bolivia, el número se aproxima a los 300. Por orden política
todos fueron excluidos de la memoria y sus retratos, de la Galería de homenaje,
fueron echados al canasto.
Se extrema la ignorancia histórica cuando adviene la
interrogante: ¿Por qué se cambió el título de Villa por Ciudad de Cochabamba? Porque
fue valerosa y leal al monarca español, porque sus indígenas quechuas ayudaron
a matar a los aymaras rebeldes de Túpac Katari en 1781. Toledo tiene una
estatua y una plaza.
Es difícil ser consecuente con la veracidad histórica.
De todas maneras, Felicidades noble Alcalde por el esfuerzo en la remodelación
de la Plaza de Armas. Aplausos, le ruego ordene se corrija el agravio
histórico.
Gastón
Cornejo Bascopé
Cochabamba
Enero 2016.
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