Cuando se produjo la noticia del fiscal del distrito paceño, algunos medios publicaron la siguiente frase: "Encierran en pub 'Café con Piernas' a Marcelo Rollano", título que enredó a muchos que pensaron que tal vez se trataba de uno de esos secuestros al estilo de los sindicatos.
"¿Pub?", "¿Café con piernas?", demasiadas confusiones para contar que esa importante autoridad había sido encontrada dentro de prostíbulo, disfrutando de una noche de copas y otros placeres. Hubo que leer algunos párrafos y varios títulos para llegar a un conclusión que los medios ocultaban con una sarta de palabras suaves, actitud que asumen un poco por pudor pueblerino, por una tonta solemnidad lingüística y sobre todo por esa clásica reverencia de comunicadores hacia los funcionarios públicos, a los que siguen llamando "dignatarios", término vinculado a "dignidad".
Menos mal que todo se aclaró pese a los intentos del fiscal de hacer ver que estaba en lugar por simple casualidad. Lo más interesante fue la reacción de la Fiscalía General del Estado, que es lo mismo que decir Ministerio de Gobierno, que inmediatamente exigió la renuncia de Rollano. Al menos van ganando en reflejos después de tanta impunidad que se ha escondido entre lindos términos y palabras envolventes
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