En medio del caos reinante, una mujer ha sido electa como prefecta. Antes de iniciar su primera conferencia de prensa Sabina pidió un minuto de silencio por los tres jóvenes caídos en La Calancha, vidas segadas por manos de militares y milicias masistas, empecinadas por aprobar un texto constitucional impuesto desde el gobierno para acaparar poder.
"Este día chuquisaca gana, todos contentos tenemos que estar sin pelear, los del campo, profesionales no profesionales... ricos y pobres tenemos que seguir adelante. Tenemos que estar unidos, pelear democráticamente... la prefectura estará abierta para todos", dijo Sabina que también privilegió el tema de la capitalía plena, prometiendo que se pedirá un Referendum Nacional para resolverlo.
"Con la bendición de Dios hemos triunfado", dijo también Sabina Cuellar: católica, de origen quechua, provinciana, viuda y con siete hijos, demostrando que la coyuntura racial no es un óbice a la hora de hermanarnos para seguir el camino de la democracia. Sabina quechua, mujer 100%, autonomista de corazón, demócrata de convicción, marcó la distancia que tiene con el proyecto de país que el gobierno nos plantea, un proyecto que a diferencia de la convicción de Sabina Cuellar postula la enemistad antes que la unión y trabaja por lograr el sometimiento del pueblo en detrimento de las libertades y derechos.
Sabina, con la humildad que le da su historia de mujer sufrida, con todas las carencias y golpes que carga en su hoja de vida, se mostró serena, distante de los honores, íntima con el pueblo que la ovacionó y con el que bailó una cueca con un zapateo en el que invocó a la alegría en medio de la tormenta. No hubo tarimas, ni ninguna ostentación de poder, pero chuquisaca se mostró firme en la tarea que ha emprendido, con la que está recuperando el protagonismo que perdió desde que le fuera arrebatada la sede del gobierno, después de una guerra civil cruel e injusta en la que Bolivia se desgarró internamente.
Chuquisaca no se mostró vengativa, pero no nos equivoquemos en las apreciaciones pues se manifestó firme en la lucha que ha emprendido y en la que mostró que la capitalía es una deuda pendiente, la autonomía un horizonte y la lucha por la democracia el combustible y el principio rector.
Sabina se mostró mujer, autonomista y demócrata. Su pueblo la recibió con los brazos abiertos y ella se confesó enfrascada en esta lucha que es uno de los mayores retos que haya enfrentado Bolivia a lo largo de su difícil historia.
Todos estamos convencidos que Bolivia está cambiando, Chuquisaca cambió en muy corto tiempo, no será nunca más la misma después de haber sido herida y golpeada tan profundamente a manos del gobierno que tendría que haberla protegido.
Sabina, le dijo al Presidente que debió haber sido el padre justo que trate de la misma manera a todos sus hijos (departamentos).
El ingreso de Sabina a la prefectura chuquisaqueña es un paso gigante porque rompe los esquemas, porque nos promete encontrar la forma de salir del círculo que apela a un cambio y apuesta al racismo, al odio, a la manipulación del pueblo para acercarse al poder absoluto. Porque inclina la lucha por una Bolivia digna, autonómica, inclusiva de verdad, porque nos renueva la esperanza de lograr un verdadero cambio, el de una Bolivia justa, integrada, autonómica y con rostro de mujer.
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