El vicepresidente García Linera madrugó al país con una conferencia de prensa pagada como espacio solicitado y transmitida en cadena por varios medios de comunicación. El segundo mandatario trató de aclarar una denuncia por supuesto tráfico de influencias en la otorgación de un contrato de la línea aérea estatal BoA a una empresa de su cuñada por la prestación de servicios de catering. Hay varias lecturas que se puede hacer de esa intervención.
En primer lugar dijo que no sabía de semejante novedad relacionada con su hermano, pero días antes brindó amplios detalles sobre la vida de uno de ellos. Afirmó que el contrato es legal porque la empresa de su familiar ganó una licitación; sin embargo, una socia de la cuñada ha confirmado que no hubo tal licitación.
El vicepresidente asegura que no se mete con los asuntos de BoA, pero ayer prácticamente dio la orden de suspender el contrato. ¿Es así de fácil? ¿Qué pensarán otras empresas que firman compromisos con el Estado boliviano? Fuera de este caso específico, García Linera dijo que cuando era "revolucionario-guerrillero" y fue acusado de cometer actos de terrorismo fue víctima de "persecución". ¿O sea que en aquella ocasión no era un asunto de la justicia y ahora la "persecución" sí lo es? ¿O es que también hay acusados de terrorismo "de primera" y otros "de segunda" categoría?
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