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lunes, 7 de julio de 2014

Harold Olmos glosa con su buenhomía habitual de "la lengua y los dientes" a propósito de la mordida del uruguayo Suárez al italiano Chiellini, incidente que provocóreacciones en contra del equipöo uruguayo, del futbolista Suárez y hasta de todo el Mundial. aquí un espejo de lo ocurrido.

La mordida de Luis Suárez en el hombro izquierdo de Giorgio Chiellini ha sido, hasta la semana que pasó, la anécdota más célebre del Mundial. La libertad de expresión se ha manifestado vigorosa sin sombra de censura ni de autocensura, conceptos de moda en estos tiempos. Al presidente uruguayo, más locuaz que de costumbre y aguijoneado por el sentimiento nacionalista, se le soltó la lengua más allá de lo debido y dijo que los dirigentes de la FIFA eran una manga de viejos con una mamá de vida íntima promiscua y licenciosa. Además, agregó escépticamente, él no había visto que Suárez “haya mordido a nadie”.
Los medios de comunicación italianos se prodigaron en denunciar la dentellada que José Mujica había puesto en duda. Contradictoriamente, circuló una milonga que minimizaba el episodio con ironía y aseguraba que Uruguay estuvo en el Mundial presente jugando hasta con los dientes. Un estribillo decía que el jugador les demostró a los ‘tanos’ (italianos) que los uruguayos juegan con garra, diente y corazón. Y la Asociación Uruguaya de Fútbol pidió un informe forense que determinase si las heridas del italiano habían ocurrido “después del partido…o antes”.
El incidente dio para otros ángulos. El presidente Evo Morales, incansable jugador de fútbol ahora con el número 10 del Sport Boys, de Warnes, se cuadró solidario con el astro charrúa y levantó una teoría conspirativa al señalar que “algunos dirigentes de la FIFA están vengándose con algunos jugadores para que los sudamericanos no sigan eliminando a los europeos”. Como para agregar sal a los titulares, dijo que “supuestamente” Suárez había mordido a Chiellini. Sus palabras sobre el episodio fueron tan escépticas como habían sido las de su colega uruguayo.
Las dudas tipo Apóstol Tomás de los dos mandatarios fueron zanjadas por los protagonistas: Suárez pidió disculpas y Chiellini dijo que todo estaba olvidado.
Como marco de fondo para los comentarios laterales del episodio podría figurar el viejo dicho irlandés: la lengua es para tenerla detrás de los dientes (y los dientes, para estar enrejados, detrás de los labios)

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