Más allá de la religión, la ideología y cualquier otra circunstancia específica, la historia registra la vida de seres iluminados y en esa nómina figura en primer lugar Jesucristo, el hombre con mayor influencia sobre la tierra.
También está Sócrates, quien inspiró a todos los filósofos griegos, padres del conocimiento occidental; el sabio Buda Gautama; Mahoma, el profeta fundador del Islam; Confucio, el pensador que dio origen a una doctrina que perdura durante siglos; Gandhi, el apóstol de la no violencia; Santo Tomás de Aquino, el teólogo más importante que ha tenido el catolicismo; Isaías, el profeta que predijo varios siglos de historia; Da Vinci, Einstein y Pascal, los iluminados de la ciencia; Abraham Lincoln y Winston Churchill, los iluminados de la política; Henry Ford, en los negocios y así, una serie de nombres que han dejado huellas imborrables en la humanidad.
Es una lista muy corta, porque los iluminados, dicen algunos, nacen cada cien años y lamentablemente son muy escasos. Bolivia tiene suerte, justo cuando surgen “escandaletes” que demuestran que nuestra política sigue siendo un tema de baja ralea, se le da el nombramiento de “iluminado” a quien es hoy blanco de fuertes denuncias.
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