Los organismos internacionales no han dejado de alabar la situación económica de Bolivia. Y cuando se escuchan esos piropos olvidamos que se trata de bancos que quieren prestarle plata al gobierno boliviano y en eso han tenido mucho éxito, pues el "proceso de cambio" ha conseguido alcanzar verdaderos récords de deuda en plena bonanza.
Ayer fue entrevistado el representante de la CAF en Bolivia, una de las entidades más adulonas. Emilio Uquillas ha cambiado radicalmente el tono. Habló de los riesgos, de la caída de los precios del petróleo y los minerales, de las consecuencias que eso puede traer al país y de la urgente necesidad de aplicar medidas de prudencia, de comenzar a cuidar los ahorros (si es que los hay) y de recurrir a la austeridad.
Cuando la periodista le preguntó si es verdad que Bolivia es un país "inmunizado" contra la crisis, dijo que a veces las vacunas sirven para algunas enfermedades, pero no para otras, dejando entender que el derrumbe de los precios se dejará sentir en el país, como ha ocurrido en toda su historia de nación primaria exportadora. Estos comentarios llegan cuando el presidente anuncia el inicio de la construcción de nuevo palacio. ¡Qué crisis más impertinente!.
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