De cara al mundo

El viceministro de Presupuesto y Contabilidad Fiscal, Jaime Durán Chuquimia, informó que la utilidad de las empresas estatales cayó un 87% entre 2014 y 2016. Y ahora se suma el anuncio de Argentina de que en este invierno confiará más en comprar gas natural licuado procedente de Chile que en el gas boliviano, además de que no avanzará en el proyecto de compra de energía eléctrica boliviana. Y el anuncio de Brasil de que el nuevo contrato de compra de gas será en condiciones diferentes, con precios más bajos y por volúmenes menores, pues en 2021 comenzará a producir el yacimiento pre-sal, en el océano Atlántico, unos 15 millones m3/d. Es probable que el Gobierno tome los recaudos necesarios para encarar esta desaceleración de las empresas estatales retratada por el viceministro para identificar las causas, diferentes de los precios internacionales.
En medio de este panorama incierto, el nuevo presidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Reynaldo Díaz Salek, propuso “forjar la competitividad sistémica del país, algo imposible de lograr sin una voluntariosa sinergia público-privada que permita mejorar el rendimiento de los factores productivos”. Este profesional está convencido de que el comercio exterior puede ser un instrumento para el desarrollo de la población, por lo que anuncia que trabajará para disminuir las trabas a la exportación, “sabiendo que un dólar ganado por exportación es un dólar ahorrado en importación”. Se trata de otra voz que clama por que se levanten las barreras que frenan las exportaciones, en una política de libertad de comercio como la que se aplica en Argentina desde hace un año y pocos meses y que ha provocado que se creen nuevos empleos.

Díaz Salek dice que el IBCE trabajará para recuperar el mercado interno para los productos nacionales, misión que piensa realizar apoyando a la Aduana Nacional para que cumpla sus funciones, con lo que se logrará frenar las importaciones ilegales y, por otro lado, alentar las exportaciones. Asegura que buscará que en el país se aplique la biotecnología para lograr la soberanía alimentaria y convertir a Bolivia en un país agroexportador. Una propuesta interesante que el Gobierno debería tomar en cuenta para enfrentar la desaceleración económica, que amenaza con una parálisis generalizada.

Mientras el sector formal de la economía se encoge por efecto de la presión tributaria y el contrabando, el país espera nuevas ideas para progresar, preferiblemente ajenas a la explotación de recursos naturales no renovables.