El uso de los espacios de empleo en el Estado para satisfacer necesidades familiares no es, de ninguna manera, nuevo. A lo largo de la historia universal es una constante mala práctica que, pese a ser penalizada, se agrava en países como el nuestro donde hay una especie de “adicción” al empleo estatal.
Pero, no por ser una mala práctica constante hay que seguir utilizándola. Más aún si los principales dirigentes del MAS se convirtieron en duros interpeladores de los Gobiernos que los precedieron y aseguraban que no iban a reproducir esos hechos cuando llegasen al Gobierno, y es posible creer que muchos ciudadanos votaron por este partido por promesas como ésta.
Para peor, las explicaciones que algunas de las autoridades dan por tener parientes en el Estado son bochornosas, y no hacen más que confirmar la primacía de la relación familiar antes que el mérito e incluso, en algunos casos, “la lealtad militante” que es otro requisito muy importante para acceder a un empleo en el Estado, y que en la gestión del MAS se ha privilegiado en forma permanente, sin recaudo alguno.
Sin embargo, la dura realidad es que entre nepotismo, ejercicio de influencias y militancia, quienes ingresan al aparato estatal van conformando una burocracia sólidamente cohesionada que, con el tiempo, trasciende parentesco y filiación partidaria, y se va auto convenciendo que sus componentes están ahí por sus propios méritos. Y cuando sobreviene el cambio de Gobierno, se encuentran entre los que más reclaman por reales o presuntas “masacres blancas”.
Lo bueno, en democracia, es que se puede develar estos actos. En dictaduras, como también muestra la historia, no se lo puede hacer hasta que se abren resquicios de libertad.
Este es el Observador desde Suecia hacia el mundo. Un Vigilante de la libertad humana. El Vigía por los derechos del hombre, la preservación del medio ambiente, la paz universal.
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martes, 9 de mayo de 2017
todavía el nepotismo se puede denunciar, sin dejar de provocar escándalo que los "poderosos acomoden a su gente" y luego digan que en ello no hay nada de malo y en qué queda la decencia? recordar que el MAR lanzaba denuestros a los gobiernos pasados...en su caso propio dicen "no es pecado que nuestra familia trabaje" en puestos del Estado. en qué quedamos por fin?
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