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viernes, 15 de septiembre de 2017

Puente protesta contra el Ministro de Desarrollo que en lugar de incentivar la producción de porcino,, frena la exportación y logra que los productores pierdan en la carne de cerdo por la sobreoferta, lo propio sucede en otros rubros de la exportación, y todavía se consideran "unos genios de la economía" cuando lo que hacen es impedir el desarrollo del sector agrícola ganadero.


Genios de la economía


La economía es su orgullo. Somos los mejores. Dicen que crecemos más que nadie y que este Gobierno nos ha llevado a niveles que envidia todo el mundo. Claro que crecemos. Crece nuestra economía, como la de mi nieta. Tiene tan poco, que con el ratón Pérez, en un día duplica sus reservas estratégicas y sus reservas per cápita. Vendemos gas y el dinero que recibimos es para nuestra economía una inyección desproporcionada con lo que producimos y con lo que tenemos.

Crecemos, porque entra dinero a espuertas. Sin movernos, llegan a nuestros vecinos algunos millones de metros cúbicos de gas que pagan religiosamente. Más de lo que nunca recibimos. Pero lo que produce nuestra gente, lo que generamos nosotros sin incentivos ni leyes favorables, sin capacitación ni inversiones no es significativo y no aumenta. No se ha hecho nada que cambie nuestra capacidad. No se ha formado a la población. No tenemos vías expeditas para llevar nuestra producción. No hay políticas de precios, ni seguros ni apoyos técnicos.

Crecemos a pesar de nuestro Gobierno. La primera acción de política económica para incentivar el crecimiento fue prohibir las exportaciones. Hay que llorar para conseguir permisos, que llegan como limosnas. No se puede exportar. No se puede mirar más allá de la propia casa. Es pecado, es imperialista. Pretender vender el fruto de nuestro trabajo a otros países debe ser neoliberal. Nos prohíben exportar. Más todavía, el ministro encargado del desarrollo y de la producción, en lugar de buscar mercados, va por el mundo buscando qué comprar para que no necesitemos producir. Va por el mundo sin idea de lo que tenemos ni de lo que producimos, sin idea de lo que necesitamos, pero compra compulsivamente.

Hay en el país una enorme y moderna producción porcina que atraviesa una terrible crisis. Los criadores de cerdos están desesperados porque producir un kilogramo de carne les cuesta 10 bolivianos, pero ese kilo lo venden a ocho. Otro día conversaremos de las políticas económicas que provocan este déficit. El caso es que el ministro encargado de ayudar a superar la quiebra, vuela a Perú en busca de carne de cerdo para que baje aún más el precio. Pudo haber viajado a negociar la venta de nuestros excedentes. Pudo permitir la exportación. Pudo, por lo menos, quedarse quieto en su despacho. 
No entienden qué es producir y no saben pedir consejo. Producimos poco y con grandes dificultades, pero producimos, a pesar de nuestro Gobierno. 

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