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viernes, 1 de septiembre de 2017

actuando bajo evidentes limitaciones éticas e intelectuales David Tezanos debe renunciar, si bien su nombramiento causó sorpresa, incredulidad e indignación, sometido completamente al arbitrio de Evo se esperaba al menos que conservara algún decoro, hoy cae en la mayor desverguenza. con Tezanos deben irse todos los que él ha nombrado en cada departamento.

Hace algo más de un año, cuando se conoció la decisión de la Asamblea Legislativa Plurinacional de designar a David Tezanos Pinto como nuevo Defensor del Pueblo, la noticia fue recibida con muestras de sorpresa, incredulidad e indignación. No era para menos pues, aunque ya estaba previsto que las fuerzas oficialistas no tendrían ningún reparo a la hora de elegir para ese cargo a una persona sometida al arbitrio gubernamental, se esperaba que al menos se guardaran las formas y no se actuara tan desembozadamente.

A pesar de todo, quedó encendida una muy leve esperanza en la posibilidad de que ya en funciones el nuevo Defensor diera una sorpresa y aún a riesgo de desairar a sus mandantes se pusiera a la altura de la misión que le fue encomendada. Infundadas resultaron esas esperanzas, pues el Defensor del Pueblo ha demostrado que el Primer Mandatario no exageraba cuando decía que lo que él buscaba para ese cargo era un “Defensor del Gobierno”.

Como si sus actos no fueran suficientes para arrasar con el prestigio y la credibilidad de esa institución, el Defensor ha cometido el desacierto de ponerse a sí mismo en primera línea de la ridiculez mediante su cuenta de Twitter, a través de la cual manifiesta sus limitaciones intelectuales y éticas. Una muestra de lo dicho es su defensa de la carretera Villa Tunari-San Ignacio “para que los pueblos del Tipnis dejen de ser proletarios”.

Así las cosas, y aunque el daño que se ha hecho a la Defensoría del Pueblo es enorme y en gran medida irreversible, no hay que perder la esperanza en que una oportuna renuncia detenga la destrucción de tan importante institución.

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