El Obispo auxiliar de Santa Cruz Monseñor Braulio Saéz, en la homilía dominical, manifestó su preocupación por el artículo 15 de la Ley de Protección Legal del Niño, Niña y Adolescente que consiente las relaciones sexuales de niños y niñas desde los 12 años.
"Nos alarman leyes que permitan las relaciones sexuales de adolescentes a los doce años y que son amparadas por las autoridades que rigen el país, eso no es defender la vida eso es defender el liberalismo y la malformación de nuestra juventud", dijo el obispo en la Catedral Metropolitana de Santa Cruz.
Saéz manifestó también el respeto y la defensa de la vida, desde la concepción hasta su final, el final que Dios ha puesto a cada ser humano.
El obispo también aseguró que Jesús hace una radiografía de las conductas humanas y quizás de nuestras propias conductas. Es muy fácil juzgar al otro y podemos caer en la tentación de hacerlo tanto a nivel personal, como social o político.
El representante de la iglesia explicó que Jesús en el evangelio de este domingo profundiza el tema de la oración presentándonos la parábola del fariseo y del publicano.
Dos hombres que representan a todos, el primero escrupuloso cumplidor de la ley que pensaba que era intachable y digno de Dios despreciando a quienes estaban detrás de él y el otro que en la oración se proclamaba pecador y humildemente pedía redención él sabe diferenciar la distancia que hay con Dios, reconoce quien es y la distancia que le separa de la divinidad, se siente indigno y pecador.
"Dos actitudes, y dos mentalidades diametralmente opuestas, dos visiones de Dios y de relacionarse con él. En definitiva dos tipos de personas, el que se auto engaña porque no quiere mirarse a sí mismos y se distancian de los demás. El que reconoce con humildad su fragilidad, su indignidad, ni siquiera tiene el coraje de ponerse adelante, en primera fila, pero sabe reconocer la grandeza de Dios y la fuente de su vida", reflexionó Saéz.
"Hay muchos fariseos por ahí que ponen la ley como bandera, como defensivo para no contaminarse, y se creen mejor que el resto porque son puros, intocables, estrictos y celosos. El cumplimiento de la letra, la ley, o la norma por la norma en sí misma pero sin espíritu, crea fanatismos, autodefensas injustificadas. Son las personas que no necesitan del otro, no quiere escuchar porque se cree poseedor de la verdad, "No soy como los demás". Nos hablan de soberbia refinada, de egolatría, de endiosamiento, y sabemos que todo endiosamiento supone una deformación de la condición humana. Se inventan máscaras para ocultar el propio pecado y para camuflar y tapar los delitos", dijo el obispo.
Para la Iglesia, la única oración, y por tanto la postura de vida que Dios acepta, es la del publicano, por su actitud de pobreza, humildad, sencillez y sinceridad quien sabe reconocer la distancia, sabe ponerse en el lugar que le corresponde, a la escucha; sabe caminar con todos aquellos que necesitan del otro.
Hay que dejarse llevar por el Espíritu del Señor, ante Dios y ante los demás no valen las apariencias, ni las comparaciones con los otros, sino la más profunda verdad de cada uno y la verdad nos dice el evangelio nos hará libres, pero libres de qué, para vivir nuestra fe y proclamarla y denunciar las injusticias que existen en el mundo. Nos lo dice Jesús al final del Evangelio "Porque el que se engrandece será humillado, y el que se humilla será enaltecido".
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