El Gobierno debería investigar y poner freno a las actitudes criminales de los narcotraficantes que involucran a niños en sus delictivas actividades…
El Gobierno tiene mucho que hacer para solucionar los problemas de la pobreza que afecta a seis de cada diez personas. Estamos en los últimos lugares mundiales de desarrollo humano y es urgente salir de esa condición. Pero para ello habrá que dejar más espacio para utilizar los mecanismos más adecuados que generen la riqueza que beneficie a todos y no emplear todo el tiempo en sepultar a críticos independientes o adversarios políticos, con y sin razón. Lo peor es que, la mayor parte de las veces, el Gobierno y el oficialismo lo hacen sin razón porque pretende ocultar realidades o acabar con quien o quienes puedan resultarle incómodos o riesgosos para sus pretensiones hegemónicas.
El Gobierno debe reflexionar sobre la realidad del país, sin considerar que no todos los que revelan hechos dolorosos o ilegales, como lo hizo el obispo Tito Solari, lo están haciendo para desprestigiarlo o hacerle quedar mal ante una sociedad sobre la que quisiera proyectar una imagen positiva.
Las afirmaciones de monseñor Solari acerca de que en algunas zonas del Chapare hay niños y jóvenes que se dedican a comerciar cocaína en horas de la noche, las de otras organizaciones que señalan que hay leyes que están violentando la libertad de expresión, que se ha eliminado la presunción de inocencia, que existe preocupación por la ausencia del debido proceso en juicios contra algunos políticos opositores no son otra cosa que constataciones de lo que está sucediendo en nuestro país.
El Gobierno, en lugar de tratar de convencer a la sociedad de que quienes hacen tales afirmaciones son sus enemigos —así se trate de representantes de la Iglesia Católica o de organizaciones apolíticas o independientes— que quieren desestabilizarlo, que le hacen el juego a la derecha o que son antipatriotas que están contra el cambio, debía agradecerles porque se trata de hacerle ver los problemas que enfrenta el país y que requieren urgente solución.
La reacción de algunos políticos oficialistas y de dirigentes cocaleros del Chapare que pidieron la expulsión de monseñor Solari, acusándolo de mentir, dejó la impresión de una reacción muy torpe. Sin embargo, el propio Comandante General de la Policía confirmó que el narcotráfico está usando a menores de edad para participar en esa actividad ilícita.
En lugar de negar categóricamente esas afirmaciones serias, finalmente confirmadas por la máxima autoridad policial del país, el Gobierno debería agotar sus recursos para investigar y poner freno a las actitudes criminales de los narcotraficantes que involucran a niños en sus delictivas actividades y a corregir los errores que está cometiendo.
El Gobierno tiene posibilidades de corregir todos sus errores, de desempeñarse en el marco de la ley y de la justicia, de dejar de practicar aquellas acciones autoritarias que dañan su imagen porque generan indignación en algunos sectores de la sociedad que ven con impotencia cómo se irrespetan las leyes.
Bolivia tiene todo para crecer y mejorar los niveles de vida de todos los ciudadanos bolivianos. Ahí están las inexploradas y menos industrializadas riquezas. Habrá que ponerse manos a la obra y dejar de lado las inclinaciones al rencor y el odio.
1 comentario:
Artículo muy bien estructurado.
Marcial Herrero Zabaleta
Publicar un comentario